

Del Vaticano al hospital, los peregrinos buscan sentirse "cerca" del papa
Cuando miles de peregrinos deben llegar al Vaticano, el papa Francisco pasa su cuarto fin de semana en un hospital del norte de Roma, pero algunos deciden recorrer los 4 kilómetros de distancia para sentirse "cerca" del pontífice enfermo.
El jesuita argentino de 88 años fue ingresado el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma por problemas respiratorios. Pero su nueva hospitalización coincide con el "Año Santo", un momento importante de peregrinaje para los católicos que suele celebrarse cada 25 años.
Iniciado el 24 de diciembre de 2024, la Santa Sede espera más de 30 millones de peregrinos hasta el 6 de enero de 2026, de los cuales unos 25.000 este fin de semana con motivo del Jubileo del Mundo del Voluntariado. Francisco no estará.
"Sí está. Nosotros le tenemos muy presente. Le sentimos con nosotros y nos sentimos más cerca estando aquí", asegura este sábado a la AFP Marisa Rodrigo, una mujer de 47 años de Madrid, en la plaza Pía de Roma, punto de encuentro de los peregrinos.
En la mañana, la plaza es un hervidero de creyentes de todo el mundo que esperan su turno para recorrer detrás de una cruz la avenida de la Conciliación, rumbo a la basílica de San Pedro. Su objetivo es cruzar la Puerta Santa, abierta únicamente con el Jubileo.
Entre estos, destacan los miembros de asociaciones de voluntarios. Sus trajes de servicio tiñen de rojo, azul y amarillo fosforito esta avenida que termina en la invisible frontera que separa la capital de Italia de la Ciudad del Vaticano.
Silvana Palumbo está entusiasmada porque es su primera vez. Para la ocasión, esta mujer de 68 años vestida de rojo ha venido desde Cepagatti, en el centro de Italia, junto a un grupo de 20 voluntarios de la Cruz Roja.
"Es una experiencia importante. Por desgracia, el papa ahora está hospitalizado, así que hay que rezar por él", comenta Palumbo.
La prolongada hospitalización del líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo representa un jarro de agua fría en este "Año Santo", aunque, a la espera de la temporada alta, no parece que pase factura por el momento.
Los peregrinos consultados no se plantearon renunciar al viaje, máxime cuando requiere semanas e incluso meses de preparación. "Él no lo habría querido", apunta la voluntaria italiana de la Cruz Roja.
Para los vendedores de rosarios, llaveros e imanes que hay por toda la avenida, la afluencia de gente se mantiene, aunque "un poco menos" los domingos desde que Francisco no se asoma al Palacio Pontificio para el Ángelus, dijo a la AFP uno de ellos, que pidió el anonimato.
- "Me rompe el corazón" -
"Hoy hay un buen número de personas, muchas asociaciones de voluntarios, pero quizás en los primeros eventos [del Jubileo] había más gente", explica a la AFP Giulia Mino, una joven de 25 años que atiende a los peregrinos en un punto de "acogida".
Bajo la carpa blanca donde resuelve las dudas de los fieles, ya sean terrenales, sobre cómo funciona el transporte público, o espirituales, sobre el recorrido hacia la Puerta Santa, Mino señala que la relativa menor afluencia se debe también a que muchos optan por acercarse al hospital.
La estatua de Juan Pablo II, que preside la entrada de la clínica Gemelli, se ha convertido en el improvisado altar, donde depositar velas, rosarios, dibujos y flores. "Los peregrinos rezan por el papa", dice uno de los carteles pegados en su base.
"Deseamos de verdad estar cerca del papa en este momento, ofreciéndole nuestra solidaridad, nuestras oraciones y nuestro apoyo. Nuestro deseo es tenerlo de nuevo con nosotros", asegura el obispo emérito Franco Agostinelli, tras dirigir el rezo de un Rosario a los pies de la estatua.
Varios grupos de voluntarios de la protección civil italiana y de la asociación católica Misericordie d'Italia, del que Agostinelli ejerce como su capellán nacional, se han sucedido durante la tarde a las puertas del hospital para orar por su "Santo Padre".
A la italo-brasileña Cristina Cataudella se le saltan las lágrimas durante el rezo. La mujer de 58 años viajó a Roma desde la localidad siciliana de Rosolini con el objetivo de conocer al papa y hablar con él: "Era mi sueño, sobre todo porque es argentino".
"Me rompe el corazón saber que está aquí. Confío en que todas nuestras oraciones lleguen a él y a Dios, y creo que volverá muy pronto con nosotros. Realmente lo creo", concluye.
Y.Ingvar--MP