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Irán enfrenta crisis literaria por sanciones estadounidenses
Irán enfrenta crisis literaria por sanciones estadounidenses

Irán enfrenta crisis literaria por sanciones estadounidenses

Para los amantes de la literatura en Irán, la publicación de una nueva novela es un alivio en la dura crisis económica que vive el país a causa de las sanciones internacionales por el programa nuclear del país.

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Pero ahora, sumergirse en un buen libro se ha complicado debido al creciente precio de papel, que dificultó el trabajo de las editoriales.

"Si una novela de 200 páginas se vendía el año pasado a 400.000 riales (1,60 dólares), el precio actual es de un millón de riales (4,10 dólares), la mayor parte del cual es costo de producción", comentó Reza Hasheminejad, director de la editora Ofoq.

Irán no produce pulpa de papel y sus editoriales dependen de la importación, y aunque no está sometida a las sanciones, deben pagar en moneda extranjera, con lo cual el precio de un libro depende de la fluctuación del rial, la moneda iraní.

Ante ello, los editores recortan el número de títulos publicados, así como el número de páginas al reducir el tamaño de la letra.

"La edición sufren una gran crisis que deberá volverse existencial", señaló Emily Amrai, directora de colección de la editora Houpa.

Durante el gobierno del expresidente Donald Trump, Estados Unidos se retiró unilateralmente en 2018 de un acuerdo para evitar que Irán adquiera una bomba atómica, algo que Teherán siempre ha negado buscar, y reimpuso sanciones económicas.

"Cuando se reimpusieron las sanciones estadounidenses en 2018, el precio del papel subió", indicó Amrai.

- "Un milagro" -

Las negociaciones para revivir el acuerdo con Irán continúan en Austria, pero mientras no se concluya, el impacto de las sanciones seguirá empeorando.

"La devaluación de nuestra moneda frente al dólar, el aumento global en el precio del papel pagado en dólares y el creciente costo del transporte, también pagado en moneda extranjera, ha deprimido al sector editorial", comentó Hosein Motevali, propietario de Houpa, especializada en libros infantiles.

Los precios de los libros son fijos en Irán, por lo cual las ganancias están sujetos a la fluctuación en el precio del papel.

"Entre recibir el manuscrito, hacer el diseño y fijar el precio del libro, puedo perder todo si de repente sube el precio del papel", explicó Hasheminejad.

"Estoy a merced de la fluctuación de las monedas", agregó.

A los autores se les paga por el número de páginas del libro, sean famosos o no.

"Vender libros es un milagro hoy en día porque la mayoría de los clientes son de clase media, y dadas las condiciones económicas, su prioridad es conseguir alimentos", indicó Hasheminejad. "Yo me pregunto cómo la gente aun compra libros con estos precios".

Las librerías en Irán se parecen a las de otras partes del mundo. Incluyen en sus estantes autores iraníes junto con traducciones de obras internacionales populares, clásicos europeos del siglo XX, libros de autoayuda y de psicología.

Traducciones en farsi de la obra de Mary Trump, sobrina del expresidente estadounidense Trump, así como las memorias de la exprimera dama Michelle Obama, han sido éxitos recientes.

- Conmoción -

Pero al agravarse la crisis, varias editoriales pequeñas han tenido que cerrar.

"Hoy día, muchas editoriales independientes que han publicado obras excelentes, han sido eliminadas del mercado", indicó Amrai.

Las casas más grandes han tenido que adaptarse para sobrevivir.

"Hemos reducido nuestras ganancias hasta donde se puede para mantener nuestros clientes, hemos reducido la impresión y la compaginación y publicamos libros digitales para evitar el papel y reducir costos", según Hasheminejad.

Los libros impresos antes de los recientes aumentos en el costo del papel han amortiguado la crisis, pero las existencias están acabando.

"En unos meses, cuando se acaben los libros en el depósito, será una conmoción para los clientes cuando vean los nuevos precios", advirtió Hasheminejad.

En la calle Enghelab, principal mercado de libros de Teherán, la maestra jubilada Behjad Mazloumi, de 60 años, hace un esfuerzo para comprar libros usados.

"No he podido comprar un libro en años", contó Mazloumi. "Incluso los vendedores callejeros venden los libros muy caros".

Pero expertos ven un impacto aun mayor por el aumento de costos.

Niños en zonas pobres donde el acceso a los libros es limitado, quedarán completamente sin acceso a los textos, alertó Hasheminejad.

"Hoy día vemos a gente en sitios desfavorecidos que no pueden comunicarse adecuadamente en farsi. Ciertamente tendrán dificultades", comentó.

G.Murray--MP