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La economía alemana se resiente, pero no se quiebra ante la crisis energética
La economía alemana se resiente, pero no se quiebra ante la crisis energética / Foto: John Macdougall - AFP

La economía alemana se resiente, pero no se quiebra ante la crisis energética

Los peores escenarios de recesión se alejan de la economía alemana, que sortea el invierno y la crisis energética mejor de lo previsto, pero aún debe acometer una serie de transformaciones para asegurar su futuro.

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La oficina de estadísticas Destatis publicará este viernes a las 10H00 (09H00 GMT) la estimación del PIB alemán para el año 2022.

Los analistas esperan un crecimiento del 1,8%, por debajo del dato de 2021 (2,6%).

Posteriormente, la oficina de estadísticas comunicará su estimación del PIB en el último trimestre de 2022, que según los analistas podría arrojar una pequeña contracción tras el inesperado crecimiento de 0,4% en el tercer trimestre.

IFO, uno de los institutos económicos más escuchados, anticipa una caída del PIB de apenas 0,1% en el período octubre-diciembre.

Entre el consumo que resiste, las ayudas públicas y el ahorro energético en la industria la primera economía de la zona euro aguanta bien, si bien algunos sectores siguen en peligro.

- Invierno suave -

"Pudo ser peor", resumió a AFP Carsten Brzeski, analista del banco ING.

La crisis energética, derivada de la guerra en Ucrania, sacudió el modelo económico alemán basado en la importación masiva de gas barato procedente de Rusia.

La guerra puso fin al suministro ruso y ocasionó que se dispararan los precios durante gran parte del año en Europa.

La inflación se disparó, así como los costos de producción industrial, motor del crecimiento alemán, alimentando los temores de una gran crisis económica en el país.

Pero "la economía alemana ha sido más resistente de lo esperado este otoño" boreal, confirmó a AFP Jan-Christopher Scherer, experto del instituto económico DIW.

Las industrias "han sido creativas" para economizar gas, indicó Scherer. Según un estudio de IFO, tres cuartos de las industrias que utilizan gas bajaron su consumo sin limitar su producción.

Los precios de la energía, en especial el gas, bajaron los últimos meses gracias a un invierno suave en Europa y a los esfuerzos de Berlín por aumentar su abastecimiento de gas licuado.

Alemania también invirtió generosamente en apoyar a los hogares para mantener la dinámica de consumo iniciada a comienzos del año con el levantamiento de las restricciones por la pandemia del coronavirus.

Del lado de la oferta, la mejora gradual en las tensiones de la cadena de suministros en los mercados mundiales alivió a la industria exportadora.

"Esos efectos positivos han compensado en parte las consecuencias de la guerra y los altos precios de la energía", asegura Brzeski.

Según las previsiones de los institutos económicos, Alemania deberá tener un repunte a partir del segundo trimestre de 2023.

- Recuperación modesta en la industria automotriz -

Pero la crisis no ha terminado. "Los próximos meses serán difíciles", advirtió Oliver Holtemöller, investigador del instituto económico IWH.

Aunque el precio del gas ha caído los últimos meses en los mercados de corto plazo, los precios se mantendrán por mucho tiempo estructuralmente encima de su nivel previo a la crisis.

El gas licuado, que reemplaza al gas ruso, es más caro de producir y transportar que el gas ruso, entregado por ducto.

Berlín lanzó un escudo tarifario de 200.000 millones de euros que permitirá contener los precios de la energía y el gas en particular en 2023 y 2024.

Pero no podrá compensar todo, sobre todo si los precios suben bruscamente.

La industria automotriz, rama emblemática del modelo económico alemán, podría tener este año una cifra de ventas "inferior en una cuarta parte a la de 2019", indicó recientemente la federación de fabricantes de automóviles VDA.

Algunas industrias intensivas en energía, como las del sector químico, podrían incluso abandonar el país, según expertos.

"Vemos un riesgo de largo plazo para las industrias más intensivas en consumo de energía", señaló Holtemöller.

Cada vez son más las voces que llaman a abandonar esas actividades consideradas poco competitivas, en favor de industrias más tecnológicas y menos intensivas en energía.

"Una parte (de esas industrias) por supuesto se va a trasladar, cambiar sus sitios de producción. Pero luego las empresas se especializarán en otras áreas", sostuvo Michael Grömling, del instituto IW de Colonia.

Un millón de personas trabajan en esos sectores, como química, acero, vidrio, papel, que consumen 76% de la energía utilizada en la industria.

A.Fischer--MP