En el Mediterráneo, delfines y aves tendrán que convivir con los parques eólicos
Los delfines nadan y saltan y centenares de grullas vuelan sobre el agua azul mientras el velero "Thera i Luna" navega al encuentro de la fauna que en el futuro convivirá con decenas de parques eólicos en el mar Mediterráneo.
Cada semana "Thera i Luna", el velero de 13 metros de eslora de la ONG francesa "Les Peuples de la Mer" (Los pueblos del mar) zarpa del Port Leucate, sureste de Francia, para cumplir su misión.
Bajo el sol matinal, siguiendo la estela de un buque de pesca sobrevolado por una bandada de pájaros, nadan una docena de grandes delfines. Los cetáceos no se atreven a acercarse al "Thera i Luna".
A bordo, tres expertos toman nota de la fauna de la zona. "Hay que ser paciente. Van a acostumbrarse a nosotros y van a venir" hacia el barco, augura Serge Briez, fundador de la asociación, que va al timón.
Sus compañeros, el ornitólogo Alexandre Hamon y Sonia Gara de la asociación de protección de cetáceos Breach, se acercan a la proa, con los prismáticos y la cámara de fotos en mano.
Apasionados del mar, quieren completar estudios sobre el impacto de los parques eólicos en la fauna, un terreno que consideran poco explorado, y esperan que sus hallazgos sean tenidos en cuenta.
- Observar y proteger -
Los grandes delfines, que pueden pesar varios cientos de kilos y medir hasta cuatro metros, se exhiben raramente. Pero esta vez, la fortuna sonríe a los marineros. Los cetáceos están allí y, finalmente, terminan acercándose y jugueteando alrededor del casco.
En Leucate, a pocos kilómetros de la frontera española y en el extremo noroccidental del Mediterráneo, "la presencia del gran delfín era desconocida hasta que Breach empezó estudios en la zona a partir de 2007", dice Sonia Gara.
"Es raro poderlos observar así durante dos horas", celebra Serge Briez, señalando la "inteligencia" de esta especie desconocida.
En el horizonte, las cumbres nevadas de los Pirineos Orientales componen un paisaje de postal.
Sonia Gara mira atentamente a los mamíferos marinos. "Identificamos los individuos por su aleta dorsal. Esta aleta es única. Es el equivalente a la huella digital en los humanos", lo que permite censarlos y seguir sus desplazamientos por el Mediterráneo.
Tras el maravilloso encuentro, los tres navegantes prosiguen su tarea, catalogando otros animales, entre ellos muchos pájaros, durante diez horas de navegación.
Grullas, pequeños pingüinos, frailecillos, gaviotas tridáctilas... El ornitólogo los inscribe concienzudamente en su tableta para alimentar el portal naturalista Faune France.
Después el barco llega hasta la "baliza de observación", el lugar donde debe instalarse un parque eólico experimental el año próximo, a unos 15 km de la costa.
- Impacto real "desconocido" -
Como en otros dos proyectos piloto en la costa francesa mediterránea, esto permitirá completar las investigaciones y efectuar otras sobre el comportamiento de los animales en estos lugares, inéditas hasta ahora.
Sensores permitirán por primera vez detectar día y noche el tránsito de pájaros que pueden dañarse con las palas de los molinos, explica Serge Briez, cerca del lugar donde habrá los flotadores gigantes sobre los que descansarán las turbinas.
Sin esperar al resultado de estos proyectos experimentales, el primer ministro francés Jean Castex anunció dos licitaciones para construir de cara a 2030 dos parques eólicos flotantes en el Mediterráneo que podrían suministrar electricidad a un millón de personas.
Y eso a pesar de que en el debate público organizado entre julio y octubre, varias voces se levantaron para pedir un aplazamiento.
"No nos oponemos a proyectos eólicos en mar, pero los estudios previos son débiles o no se han realizado", dice Briez.
Señalando que el impacto real sobre la fauna "resta desconocido", cree que harán falta "todavía varios años de investigaciones" para evaluar correctamente las consecuencias de su implantación.
El fundador de la oenegé se inquieta por "la acumulación de actividades humanas como la pesca, el ocio y ahora las eólicas" que modifican "las zonas de descanso, silencio y alimentación" y "pueden provocar el declive de una especie frágil" como el gran delfín.
S.Kraus--MP