Cerveza y queso fundido calientan los ánimos de los agricultores que bloquean París
La cerveza se ha quedado sin burbujas y un aroma de queso fundido planea sobre una autopista cercana a París, donde los agricultores pasan una segunda noche de protestas entre el cielo y el asfalto.
A las 19H00, la oscuridad ha caído en la autopista A15 a la altura de Argenteuil, a unos 10 kilómetros al noroeste de París, donde decenas de agricultores se preparan a pasar la noche, como cientos de sus compañeros en las protestas que sacuden Francia.
Los encargados de la cena cocinan patatas entre tocino, mientras los jóvenes cortan palés con motosierras para alimentar braseros, que ofrecen un bienvenido calor en medio del frío invernal.
Desde la instalación de este convoy de 47 tractores el lunes, "el más cercano a París" como reivindican con orgullo sus pobladores, una pequeña plaza de pueblo surgió en la autopista bajo una gran pancarta con el lema: "Nuestro fin será vuestra hambre"
"Queríamos crear un pequeño espacio de vida, convivial, donde pudiéramos reunirnos todos", dice a AFP Fabrice Mauger, quien prevé pasar la noche en la parte trasera de una furgoneta.
Con el bloqueo de las autopistas de acceso a París, este cerealista espera sobre todo lograr la supresión de la obligación de dejar en barbecho un 4% de las tierras arables.
"Sigo pagando un alquiler al propietario y los gastos por este 4%, del que no obtengo nada", lamenta.
El ambiente es agradable. Dos populares iconos de la música en Francia, Axelle Red y Jean-Jacques Goldman, resuenan de fondo.
La gente reposta en los grifos de cerveza, se enciende un cigarrillo y charla para pasar el tiempo de espera. "¿No estamos nada mal en la A15, verdad?", dice incrédulo un joven agricultor.
Para ganarse la opinión pública local, sólo ocupan un parte de la autopista. Una salida permite rodear fácilmente el campamento, por lo que no bloquean el tráfico, sólo lo ralentizan.
La autopista tampoco está cortada en la otra dirección, a diferencia de otros lugares, y los automovilistas que circulan por ella no dudan en dar bocinazos de apoyo.
- "¡A comer!" -
Decenas de miles de automovilistas toman cada día la A15 para ir a trabajar a París o sus alrededores. Conscientes de ello, los agricultores que manifiestan relativizan la retórica guerrera del "cerco" de la capital.
"De momento, no tenemos la impresión de estar mal vistos. Pero no sabemos. La gente se hartará seguramente al cabo de un tiempo, pero no queremos alargarlo", reconoce Denis, un agricultor de 55 años, con una gorra del equipo de F1 de Renault.
Para ahorrar fuerzas y brazos, los sindicatos organizaron turnos por jornada. Varios vehículos garantizan una conexión entre el campamento y granjas de la región. Del medio centenar de personas presentes de día, sólo la mitad pernocta.
A las 21H45, un grito resuena: "¡A comer!". Las copiosas raciones de tartiflette, un plato típico a base de patatas, cebolla, tocino y queso reblochón fundido, humean en el frío ambiente, y los grupos se instalan en mesas protegidas por carpas.
Laetitia, vecina de la cercana localidad de Enghien-les-Bains, y su hijo lucharon con las zarzas situadas tras la barrera de la autopista para llegar a pie al campamento en plena noche.
Como muestra de solidaridad, esta experta del sector inmobiliario llega con los brazos cargados de crepes, mermelada y pasteles de chocolate, así como con una pequeña flor amarilla para la decoración.
"Ustedes son la vida. Si no nos alimentan, ¡moriremos!", exclama esta mujer de cabello gris.
Mientras el equipo del turno 13H00-22H00 sube a los autos rumbo a la cama, los voluntarios nocturnos se meten en sus tiendas o hinchan sus colchones. Hasta la llegada del siguiente turno al amanecer, cuando el campo se tiña de blanco.
H.Klein--MP