Inquietud en el congreso del Partido Conservador tras el giro del gobierno británico
Los delegados presentes en el congreso anual del Partido Conservador británico se mostraban atónitos el lunes, después de que su nuevo gobierno decidiera abandonar su emblemática política económica ultraliberal solo diez días después de haberla anunciado.
En el local donde se celebra desde el domingo la conferencia en Birmingham, en el centro de Inglaterra, Sarah Smith, de 47 años, concejala conservadora del sur del país, reconocía que este "no es un momento de optimismo".
Smith lleva "muchos, muchos años" acudiendo a este encuentro anual. Pero ahora "me siento más nerviosa que en cualquier otra conferencia en la que haya estado", confesó a AFP.
Los nervios de los delegados estaban a flor de piel después de que la nueva primera ministra, Liz Truss, y su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, dieran un brusco giro a su plan de recortar los impuestos a las rentas más altas en el Reino Unido.
Varias figuras emblemáticas del partido habían decidido no acudir a la reunión, incluidos el ex primer ministro Boris Johnson, a quien Truss reemplazó a principios de septiembre, y el ex ministro de Finanzas Rishi Sunak, que se enfrentó a ella por el liderazgo de la formación y la jefatura del gobierno y perdió.
Esto dejó en principio vía libre para que la ultraliberal Truss defendiese su visión del partido pero ahora la dejaba sola bajo los focos de la polémica provocada por un giro tan radical menos de un mes después de haber llegado al poder.
"No me impresionó en absoluto este giro de 180 grados. Tenemos problemas de liderazgo", decía la adherente conservadora Sapna Chadha, de 49 años, originaria de Londres.
"¿Quién anuncia algo así y luego da marcha atrás de la noche a la mañana? En el mundo de los negocios nunca se permitiría algo así", agregaba.
El plan económico de Truss y Kwarteng chocó en los últimos días con una fuerte resistencia en los mercados financieros y una profunda aversión entre los votantes.
- "Que Liz siga adelante" -
Tras defender su proyecto durante días, Truss envió a Kwarteng a una dolorosa ronda de entrevistas con los medios de comunicación británicos el lunes por la mañana para anunciar y explicar la decisión de abandonar la rebaja del máximo tramo impositivo, del 45%, a los más ricos.
Al oírlo, algunos delegados afirmaron haber entrado en pánico.
Helen Mayer, de 50 años, que se autodefine como una defensora del libre mercado, asegura que ella y sus compañeros veían posibilidades en la política ultraliberal ahora enmendada.
"Sienten que esto ha sido forzado por los diputados descontentos que apoyaron a Rishi Sunak", afirma. "Quiero que Liz siga adelante con sus ideas de crecimiento. Quiero que se acaben cosas como la neutralidad de carbono, que sólo nos llevará a la quiebra", agrega.
Truss debe clausurar el congreso con un discurso el miércoles, 22 años después de que su admirada predecesora conservadora Margaret Thatcher, apodada "la dama de hierro", asegurara sobre sí misma que "la dama no se va a girar" sobre su propia política económica ultraliberal.
- Ataques a su liderazgo -
"Hay muchos baches, debo admitirlo", dijo sobre la conferencia Graham Burgess, un concejal conservador que apoyó a Sunak en la carrera por el liderazgo después de que la favorita de las bases, Penny Mordaunt, fuera rechazada por los diputados en las primeras rondas de votación.
"Queremos a alguien que sea bueno en el parlamento, que tenga autoridad, que pueda hablar con autoridad y hacer llegar el mensaje al público en general", añadió en referencia a Truss, quien reconoce no ser una gran oradora.
"Creo que Penny Mordaunt podía haberlo hecho. Creo que Rishi podía hacerlo. Boris podía hacerlo con creces", afirmó.
Después de que varios diputados de la mayoría conservadora amenazasen con una revuelta en el Parlamento contra su controvertido plan económico, Truss podría ver pronto su liderazgo puesto en duda.
"Los próximos meses van a ser muy, muy interesantes", consideraba Burgess.
R.Schmidt--MP