En el frente sur de Ucrania, la educación está bajo fuego ruso
A pocos kilómetros del frente sur, en la región de Mikolaiv, las ruinas de una escuela encarnan la destrucción infligida por Rusia a la educación ucraniana. Unos cuantos animales disecados yacen en el suelo y los pequeños escritorios están cubiertos de escombros.
La fachada del edificio ha sido arrancada. En la parte trasera, el techo ha desaparecido y una pared se ha derrumbado, dejando al descubierto los restos de un gimnasio. A su alrededor, las restos carbonizados de vehículos contemplan los juegos infantiles abandonados.
El ejército ruso pasó por la aldea al principio de la guerra sin detenerse, y luego se retiró a principios de marzo dejándola intacta, contó Serguei, de 51 años, jefe del concejo municipal, contactado telefónicamente por AFP en Mikolaiv, donde vive actualmente.
Pero una vez que las tropas ucranianas tomaron posiciones allí, "los rusos se dieron cuenta de su error y bombardearon todo", agregó.
Aquí los techos fueron volados en gran parte, solo 25 de los 1.700 habitantes permanecieron, según Serguei. Durante el día, las calles están desiertas, mientras la artillería truena a ambos lados. Ucrania lanzó recientemente una contraofensiva en el sur cuyos resultados son aún difíciles de evaluar.
El jueves, un potente proyectil se estrelló contra un terreno baldío del pueblo. El cráter de cinco metros de profundidad es prueba del poder del "regalo ruso", ironizó el teniente Andrei Gruchelsky.
"La bomba debía ser de al menos una tonelada. ¡Gracias a Dios cayó a 20 metros de nuestro campamento!", dice sonriendo. "Si no, yo no estaría aquí para hablar con ustedes".
Sobre la escuela dijo: "al inicio de la guerra era muy bonita. Pero día tras día, bomba tras bomba, vemos en qué se ha convertido".
Serguei recuerda con emoción la escuela en la que estudiaban 190 menores, del jardín infantil a la secundaria. Su esposa dirigía el laboratorio de computación, su hijo mayor hizo el bachillerato allí y el menor aún no iba.
"Invertimos tantas horas y esfuerzos para que la escuela fuera lo mejor posible. Las aulas eran magníficas. Nuestro comedor incluso era mejor que en otros lugares", lamentó.
- Compromiso futuro -
En el interior hay letras pintadas en la pared con dibujos: "A" de autobús, "T" de tractor... Pero en el resto de la sala hay muebles volcados, libros tendidos en el suelo. Afuera, una casa infantil abandonada.
"Los rusos atacaron deliberadamente la escuela. Los odio", expresó Serguei.
En el pueblo vecino, donde ocho civiles han muerto en siete meses de guerra, según las autoridades locales, un proyectil de mortero explotó frente a una escuela de ladrillo y voló muchas ventanas.
"Mi alma se me sale del cuerpo cuando veo toda esa destrucción. Ellos no solo nos quitan las escuelas, sino también el futuro de nuestros hijos", reclama Alla Kovalenko, cuyo hijo recientemente concluyó allí el bachillerato.
Lo muestra en su teléfono durante el baile de graduación del colegio en el verano pasado, cuando con su mejor traje bailaba un vals con su novia.
En el sitio donde se celebró la fiesta, la escalera tiene ahora agujeros por la explosión. Los restos del misil fueron cuidadosamente apilados en un escalón.
"Si pudiera, cogería a los soldados rusos y los cortaría milímetro a milímetro", dijo Kovalenko.
Según la Unesco, que cita al ministerio ucraniano de Educación, 291 escuelas fueron destruidas desde el inicio de la invasión rusas y 2.551 fueron dañadas.
La directora general de la Unesco regularmente pide "el fin de los ataques contra los centros educativos, profesores y estudiantes", pero la realidad en el terreno demuestra que no se le escucha.
Ucrania, debido a que las escuelas no tienen suficiente abrigo, porque están en territorio disputado... o porque los padres tienen miedo de enviar a sus hijos, 40% de los estudiantes comenzaron el curso escolar en línea, según el ministerio de Educación.
G.Vogl--MP