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Una ciudad rusa despide a un joven soldado caído en Ucrania
Una ciudad rusa despide a un joven soldado caído en Ucrania / Foto: Natalia Kolesnikova - AFP

Una ciudad rusa despide a un joven soldado caído en Ucrania

Bajo un cielo gris y una lluvia incesante, la localidad rusa de Bogoroditsk, a 240 kilómetros al sur de Moscú, dio su último adiós al joven soldado Igor Skubko, un "héroe" caído en Ucrania.

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El cuerpo del militar de 23 años yace en un ataúd cerrado, cubierto por un paño rojo, bajo antiguos frescos con representaciones de santos en una iglesia ortodoxa de esta ciudad de unos 30.000 habitantes.

Igor Skubko murió el 11 de marzo en Ucrania, donde Rusia conduce desde hace más de un año una ofensiva militar.

"Rezamos por el descanso del alma del difunto soldado Igor y para que sus pecados, voluntarios o involuntarios, sean perdonados", afirma con una voz apenas audible un viejo pope de barba blanca.

La pequeña iglesia está abarrotada de gente y algunos familiares tuvieron que quedarse afuera, bajo la lluvia.

Un minibús, escoltado por un patrullero y una ambulancia, traslada luego el féretro al cementerio, en la cercanías de la ciudad.

En uno de los callejones del camposanto hay ya cinco tumbas cubiertas de coronas de flores artificiales, con fotos de jóvenes sonrientes en uniforme militar.

Muchas ciudades tienen ahora ese tipo de "callejones de la gloria", como se los denomina.

Una procesión de unas cincuenta personas sigue el ataúd, caminando en el barro.

El alcalde de Bogoroditsk, Vadim Igonin, pronuncia un breve discurso, evitando cuidadosamente la palabra "guerra", prohibida por las autoridades bajo pena de enjuiciamiento.

Para Igonin, el joven soldado fue víctima del "destino".

"Acompañamos en su último viaje a Igor Skubko, que murió cumpliendo su deber militar, participando en una operación militar especial", afirma.

"Era alegre, fuerte y ambicioso. Debía vivir, pero el destino decidió lo contrario", añade el alcalde.

- "Gracias a hombres como él" -

"Nuestro país resiste gracias hombres como él, a su valor y su heroísmo", proclama el comisario militar regional, Alexéi Shakhov.

Igor recibe una condecoración póstuma, la Orden del Coraje, que las autoridades entregan en una caja de madera a su joven viuda, quien rompe a llorar.

Ninguno de los familiares quiso hablar durante la ceremonia. Solo se oían sus sollozos, que se mezclaban con el sonido de la lluvia.

El ataúd fue colocado en la tumba al compás del himno ruso y de tres salvas de cañón.

En otra pequeña ciudad, Efremov, a 80 kilómetros al sur de Bogoroditsk, Vadim Artiushkov y su esposa Elena vinieron a visitar la tumba de su hijo Alexéi.

Murió a los 42 años, el 6 de noviembre, cerca de Bajmut, en el este de Ucrania, donde se libra la batalla más dura y prolongada desde el inicio de la operación militar.

Alexéi "se alistó como voluntario" y "conducía un vehículo blindado, un Tigre y estaba muy orgulloso", cuenta Vadim.

Los habitantes de Efremov se enteran de las bajas "con dolor y pesar, pero nadie podrá decir que 'no había que hacerlo'", añade.

En el cementerio de Efremov hay al menos 11 tumbas de soldados caídos en Ucrania.

Y los sepultureros estaban cavando una nueva, "para un militar", explican.

A la entrada de la ciudad hay dos grandes carteles con las fotos y los nombres de los difuntos, los mismos que en el cementerio, y la inscripción: "¡Gloria a los héroes de Rusia!"

Las autoridades no publican balances de bajas desde septiembre de 2022, cuando el ministerio de Defensa las estimaba en 5.937 soldados muertos.

Según evaluaciones occidentales, el número de muertos y heridos en las fuerzas rusas superaría los 150.000.

D.Johannsen--MP