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Afganas divorciadas se esconden para escapar de sus exmaridos
Afganas divorciadas se esconden para escapar de sus exmaridos / Foto: Luana Sarmini-Buonaccorsi - AFP

Afganas divorciadas se esconden para escapar de sus exmaridos

Aterrorizada durante años por un ex marido que le rompió todos los dientes, Marwa vive oculta junto a sus ocho hijos después de conocer que su divorcio había sido revocado.

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Marwa forma parte del pequeño pero creciente número de mujeres que, bajo la antigua administración respaldada por Estados Unidos, consiguieron una separación legal en un Afganistán profundamente patriarcal y conservador.

Pero después del retorno de los talibanes al poder en agosto de 2021, su marido aseguró que había sido obligado a divorciarse y convenció a dirigentes locales del grupo para que le ordenaran volver al hogar marital.

"Mis hijas y yo lloramos mucho ese día. Me dije: '¡Oh Dios, el demonio ha vuelto'", dice a la AFP esta mujer de 40 años, cuyo nombre se modificó para su seguridad.

El gobierno talibán se rige por una austera interpretación del islam e impuso severas restricciones a las mujeres que la ONU calificó de un "apartheid de género".

Abogados dijeron a la AFP que, en los meses posteriores a la toma del poder de los talibanes, muchas mujeres fueron arrastradas de nuevo a matrimonios abusivos después de que dirigentes locales les comunicaran la anulación de sus divorcios.

Las autoridades talibanas aseguran que esto no es una política oficial del gobierno. La investigación de la AFP reveló que casos aislados como estos ocurrieron después del cambio de dirigentes en Kabul.

Durante meses, Marwa soportó una nueva ronda de palizas, encerrada en la casa con las manos y los dedos rotos.

"Hubo días en que estaba inconsciente y mis hijas me alimentaban", recuerda. "Solía tirarme del pelo tan fuerte que me quedé parcialmente calva. Me pegaba tanto que me rompió todos los dientes".

Reunió el coraje para partir y escapó a casa de un familiar a cientos de kilómetros con sus seis hijas y sus dos hijos, que han adoptado nombres ficticios.

"Mis hijos dicen: 'Madre, está bien si pasamos hambre. Al menos nos hemos librado de los abusos'", dice Marwa, sentada en el suelo agrietado de su casa semivacía. "Nadie nos conoce aquí, ni siquiera nuestros vecinos", agrega.

- "El islam permite el divorcio" -

La misión de la ONU en Afganistán asegura que la violencia contra la mujer está extendida en este país.

"Globalmente, una de cada tres mujeres ha experimentado violencia física o sexual, principalmente de un compañero íntimo", dijo la misión en un comunicado de noviembre de 2021.

"Afganistán tiene una de las tasas más altas de violencia contra mujeres a nivel global, con nueve de cada diez mujeres experimentando al menos una forma de violencia de parte de su compañero íntimo a lo largo de su vida", agregó.

El divorcio, sin embargo, es a menudo más tabú que los abusos y la sociedad sigue siendo despiadada con las mujeres que dejan a sus maridos.

Con el gobierno anterior, las tasas de divorcio crecían paulatinamente en algunas ciudades, donde los pocos progresos en los derechos femeninos se limitaban a la educación y el empleo.

Las mujeres solían atribuir al destino cualquier cosa que les ocurriera, dice Nazifa, una abogada que tramitó con éxito un centenar de divorcios para mujeres maltratadas, y que ahora no puede ejercer bajo los talibanes.

Pero luego se fueron dado cuenta que divorciarse era posible.

"Cuando ya no queda armonía en la relación marido y esposa, incluso el islam permite un divorcio", afirma Nazifa, que solo quiso dar su nombre de pila.

La abogada explicó que cinco de sus clientas se encontraban en la misma situación que Marwa.

Otra abogada, que no quiso identificarse, recientemente fue testigo de una audiencia en la que una mujer luchaba contra la reunificación forzosa con su exmarido.

La letrada señaló que bajo la nueva administración se han autorizado divorcios cuando el marido está clasificado como drogadicto o cuando ha dejado el país.

"Pero en los casos de violencia doméstica o cuando un marido no acepta el divorcio, el tribunal no los va a garantizar", dijo a la AFP.

Las autoridades talibanas insisten que el divorcio está permitido bajo la ley islámica.

La red nacional de refugios y servicios que respaldaban a las mujeres ha colapsado casi por completo y el ministerio de Asuntos de la Mujer y la Comisión de Derechos Humanos desaparecieron.

- Los talibanes llaman a la puerta -

Sana tenía 15 años cuando se casó con su primo diez años mayor.

"Me pegaba si nuestro bebé lloraba o si la comida no estaba buena", dice mientras prepara un té en una estufilla de gas en una casa donde vive en secreto.

"Solía decir que una mujer no tiene derecho a hablar".

Con ayuda de un servicio legal gratuito, obtuvo el divorcio de su marido en un tribunal, pero su alivio terminó cuando dirigentes locales llamaron a la puerta.

Amenazada de perder la custodia de sus siete niños, volvió con su exmarido que ya se había casado con otra mujer. Pero escapó cuando este le anunció que había comprometido a sus hijas para matrimonios concertados.

"Mis hijas dijeron: 'Mamá, nos suicidaremos (...) ¿Cómo podemos progresar en la vida?'", cuenta Sana.

Consiguió reunir algo de dinero y escapar con sus hijos. Con la ayuda de un familiar encontró una casa de una habitación, equipado solamente con una estufa de gas y algunos cojines para dormir.

"Cada vez que llaman a la puerta, tengo miedo de que me haya encontrado y haya venido a llevarse a los niños".

- "Odiamos la palabra marido" -

Un alto cargo talibán dijo a la AFP que las autoridades estudiarían estos casos en que mujeres previamente divorciadas son forzadas a volver con sus exmaridos.

"Si recibimos ese tipo de quejas, las investigaremos de acuerdo con la sharía", la ley islámica, dice Inayatullah, el portavoz del Tribunal Supremo talibán que, como muchos afganos, solo tiene un nombre.

Consultado sobre si el régimen talibán reconocerá los divorcios aprobados en los gobiernos previos, afirmó que "es un asunto importante y complejo".

"El Dar al Ifta lo está analizando. Cuando alcance una decisión, veremos", dijo en referencia a una institución vinculada a los tribunales que emite sus veredictos basándose en la sharía.

Para Marwa y sus hijas, que sobreviven cosiendo ropa para vender, el trauma les dejó profundas heridas psicológicas.

"Temo que no podré casarlas", dice Marwa mirando a sus hijas. "Me dicen: 'Madre, viendo lo mala que ha sido tu vida, odiamos la palabra marido'".

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