Münchener Post - Los paramilitares se instalan en las casas de los civiles en Jartum

München - 13°C

EN LAS NOTICIAS

Los paramilitares se instalan en las casas de los civiles en Jartum
Los paramilitares se instalan en las casas de los civiles en Jartum / Foto: - - AFP

Los paramilitares se instalan en las casas de los civiles en Jartum

Desde el inicio del sangriento conflicto entre dos generales rivales en Sudán, Mohammed había estado atrincherado en casa con su familia. Hasta el día en que unos paramilitares tocaron a la puerta para obligarlo a desalojar la vivienda.

Tamaño del texto:

Su apartamento se encuentra en un barrio del norte de la capital Jartum, uno de los puntos calientes de la contienda iniciada el 15 de abril entre el ejército regular del general Abdel Fattah al Burhan y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo.

Mohammed (un nombre ficticio, como en el caso de las demás personas interrogadas, para proteger su seguridad), pasó varios días en su casa oyendo el estruendo causado por los aviones militares, los disparos de artillería pesada y las baterías antiaéreas, además de sufrir los cortes de electricidad y la escasez de agua y comida.

Un día, los paramilitares aparcaron sus vehículos a la entrada del edificio.

"Tocaron a la puerta y nos pidieron marcharnos", cuenta este hombre de 54 años, que se llevó lo que pudo, cerró con llave y se refugió con su familia en casa de unos parientes, en un barrio menos expuesto.

Cuando al cabo de unos días regresó para verificar cómo estaba su casa, se encontró con que la puerta había sido forzada. Dentro del apartamento vio a unos paramilitares sentados y usando sus cosas.

"Me interrogaron antes de autorizarme a entrar en mi casa", cuenta. "Todo el edificio se ha convertido en un cuartel repleto de armas y de municiones".

- "Todos nuestros recuerdos" -

Al igual que muchos de sus vecinos, Babiker, de 44 años, tuvo que abandonar su vivienda del centro de Jartum en pleno intercambio de disparos. Dos semanas más tarde la encontró ocupada por los paramilitares.

"Había más de veinte viviendo dentro", dice Babiker, que sólo pudo entrar después de media hora de interrogatorio.

"Estaban utilizando todos los utensilios, y haciéndose de comer en nuestra cocina", detalla. "Todas las habitaciones que habíamos dejado cerradas estaban abiertas".

Los paramilitares se apoderaron también de numerosos hospitales, que transformaron en "cuarteles", según los comités de resistencia, células activistas de barrio surgidas durante el levantamiento popular contra el dictador Omar el Bashir, derrocado por el ejército en 2019.

Una sudanesa dijo la semana pasada, citando al "último vecino que quedaba en el barrio", que las FAR tomaron su casa familiar en Jartum, "donde mis primos y yo misma tenemos todos nuestros documentos, nuestros objetos de valor y nuestros recuerdos".

"Los soldados de las FAR se están volviendo incontrolables", incluso para el general Daglo, afirmó esta mujer.

La violencia en Sudán ha causado más de 750 muertos y unos 5.000 heridos, según oenegés y las autoridades. La ONU estima en unos 900.000 el número de desplazados y refugiados.

- "Un arma en el balcón" -

A falta de avances en las negociaciones entabladas el 6 de mayo en Arabia Saudita, Tahany decidió también exiliarse en Egipto.

Eso sí, debía ir antes a buscar junto con su madre los documentos de identidad en su casa, abandonada cuando los combates se intensificaron en el barrio, al este del aeropuerto.

"Los paramilitares nos paraban en cada retén camino de nuestro barrio, y cada vez teníamos que explicarles que queríamos recoger una cosa en casa", recuerda.

Tras un largo interrogatorio, las dos mujeres fueron autorizadas a ir a su casa, escoltadas por un pelotón de paramilitares.

Al llegar allí, fueron recibidas por otros paramilitares sentados a la entrada del edificio.

"Estaban usando todas nuestras cosas, desde la cocina hasta las camas", cuenta Tahany indignada. "Habían instalado incluso un arma en el balcón de la segunda planta".

Aterrorizadas, las dos mujeres entraron para recoger sus documentos de identidad y al cabo se marcharon rápidamente, sin pedir nada más.

"Ahora vamos camino de Egipto. No sabemos lo que habrá sido de nuestra casa".

F.Hartmann--MP