Münchener Post - Oeste de Ucrania, entre el éxodo húngaro y la llegada de refugiados

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Oeste de Ucrania, entre el éxodo húngaro y la llegada de refugiados
Oeste de Ucrania, entre el éxodo húngaro y la llegada de refugiados

Oeste de Ucrania, entre el éxodo húngaro y la llegada de refugiados

Unos parten, otros llegan buscando refugio: la invasión rusa de Ucrania transformó la vida en la ciudad fronteriza ucraniana de Berehove, que hasta ahora ha estado a salvo de los combates.

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Cerca de la mitad de los 22.000 habitantes de Berehove son de origen húngaro, como lo atestiguan los rótulos bilingües, su arquitectura y placas históricas.

Pero a pesar de su ubicación en la frontera húngara y lejos de los combates, la guerra transformó la vida del lugar.

Sus hoteles, hospedajes y escuelas ahora albergan refugiados, parte de los más de dos millones de ucranianos desplazados desde el inicio de la invasión rusa.

"Estamos llenos, las habitaciones están reservadas por semanas y hasta meses", comentó Konstantyn Popovych, de 34 años, dueño del Hotel "Olesja" de Berehove.

Según el vicealcalde Istvan Vincze, "hay de 4.000 a 5.000 refugiados en Berehove y parte de la población de origen húngaro" cruzó la frontera.

- A la "madre patria" -

"Cuando estalló la guerra y el gobierno comenzó el reclutamiento, muchos húngaros se fueron donde familiares o amigos en la madre patria", dijo a AFP Vincze, de 51 años.

Hablando frente a la alcaldía donde ondean banderas de Ucrania y Hungría, Vincze comentó que le preocupa el impacto de la guerra sobre la ciudad.

"Yo entiendo por qué la gente se fue, las perspectivas económicas son mejores en especial ahora que hay guerra, pero obviamente esperamos que vuelvan pronto", indico.

Berehove está en la región de Transcarpatia, separada del resto de Ucrania por los montes Cárpatos, y fue gobernada por Hungría hasta la Primera Guerra Mundial.

Posteriormente cambió de manos varias veces, y estuvo bajo mando soviético tras la Segunda Guerra Mundial, cuando miles de ucranianos y rusos se asentaron en la región.

A unos 1.000 km de Kiev y fronterizo con Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía, finalmente se volvió parte de Ucrania en 1991.

- Relaciones desgastadas -

Pero la migración y la asimilación han desgastado a la población de origen húngaro, y los pobladores temen que la guerra complicará las ya tensas relaciones étnicas.

Los húngaros de Berehove reclaman de ser abandonados por Kiev.

Una polémica ley lingüística ucraniana de 2017 es considerada como discriminatoria por los húngaros y llevó al gobierno del primer ministro Viktor Orban a bloquear el acceso de Ucrania a la OTAN.

En tanto, algunos ucranianos apuntan a la cercanía de Orban con el presidente ruso, Vladimir Putin, desde antes de la guerra, y sospechan de que pretende anexar la Transcarpatia.

El gobernante nacionalista húngaro, quien otorgó doble nacionalidad a la diáspora de su país al llegar al poder en 2010, se ha negado a enviar armas a Ucrania.

En la calle principal frente a un colegio renovado con fondos públicos húngaros, una jubilada que pidió no ser identificada comentó que "solo Orban vela por nosotros".

"Sin apoyo y dinero húngaros, no tendríamos nada", declaró a AFP.

- Actuar juntos -

Pero para Vincze, "este no es el momento de disputas étnicas, sino de actuar juntos".

"Nuestro municipio instaló cinco albergues de emergencia donde los refugiados reciben alojamiento y alimentos", indicó.

Trabajadores humanitarios, grupos religiosos, voluntarios y autoridades de Hungría han ayudado a los refugiados ucranianos en la frontera y han entregado camiones de ayuda a Ucrania.

En una escuela de internado en lengua húngara, los dormitorios ahora reciben a ucranianos desplazados.

"Agradecemos a esta ciudad por recibirnos", comentó Kyril, un director teatral de 41 años de Járkov, quien no reveló su apellido. Llegó a Berehove con su esposa, hija y sobrina.

"Teníamos giras planeadas y boletos vendidos para esta semana en tres ciudades, pero todo cambió de la noche a la mañana y estamos aquí", contó.

"Hay tantas historias desgarradoras", expresó a AFP Arpad Szabo, de 64 años, director de la escuela.

"Solo espero y rezo para que la escuela pueda volver a la normalidad", agregó.

G.Loibl--MP