Münchener Post - La reconstrucción que no llega a un pueblo ucraniano liberado de los rusos

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La reconstrucción que no llega a un pueblo ucraniano liberado de los rusos
La reconstrucción que no llega a un pueblo ucraniano liberado de los rusos / Foto: Sergey Bobok - AFP

La reconstrucción que no llega a un pueblo ucraniano liberado de los rusos

Alrededor de la casa de Oleksander Kokovich quedan todavía cajas de madera de municiones abandonadas por las fuerzas rusas en su retirada hace un año, un vestigio de la ocupación que vivió esta aldea aislada en el noreste de Ucrania.

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El ejército ruso abandonó sus posiciones en gran parte de la región de Járkov en septiembre de 2022 ante una contraofensiva relámpago de las tropas ucranianas.

Detrás suyo dejaron casas demolidas, granjas minadas y, según sus habitantes, indicios de crímenes de guerra cometidos durante la ocupación.

Pero el repliegue ruso no siempre trajo el alivio deseado por la población local.

Kokovich, por ejemplo, huyó en marzo de 2022 de su aldea de Mala Komyshuvakha. Volvió en septiembre del mismo año y encontró su casa en ruinas.

Un año después, el veterinario de 58 años espera todavía el envío de materiales de construcción para reparar todo lo que quedó destruido y probablemente deberá pasar así un segundo invierno consecutivo.

Su habitación está repleta de escombros, con lo que Oleksander y su mujer Galina viven en el garaje mientras esperan el restablecimiento de los suministros básicos.

Sin electricidad ni red telefónica, los lugareños deben recorrer varios kilómetros a pie para hacer una llamada. Las heladeras tampoco funcionan y deben conservar los alimentos en los sótanos.

"Pensábamos que todo esto sería restablecido rápidamente. No fue el caso", dice Kokovich, cigarrillo en mano.

A lo lejos se escuchan detonaciones provocadas por las labores de desminado de los alrededores del pueblo, que los rusos dejaron infestados de trampas explosivas.

- No es una prioridad -

En medio de la difícil contraofensiva lanzada en junio por Kiev en el sur y el este, la reconstrucción de las zonas liberadas sigue en el limbo.

En Izium, una pequeña ciudad de 45.000 habitantes antes de la guerra y que fue liberada hace un año, las cicatrices de la ocupación son bien visibles: postes eléctricos rotos, puentes destruidos, edificios públicos calcinados...

Su alcalde, Valery Marchenko, admite que necesitarán "décadas" para reconstruirla. Y muy a pesar de los habitantes de la cercana Mala Komyshuvakha, la prioridad son las zonas más densamente pobladas, explica.

"Es un problema complejo. Tenemos que establecer prioridades", justifica Marchenko.

En el poblado de Oleksander solo hay 15 habitantes de los 120 que tenía antes de la guerra. Algunos regresaron y otros se quedaron durante la ocupación rusa.

El veterinario señala las casas vecinas para demostrar su aislamiento: el vecino está muerto; el de la casa siguiente, también.

Cuando volvió hace un año, encontró a su perro todavía con vida en el sótano. También halló en su jardín granadas y misiles antitanque, que dice haber entregado al ejército ucraniano.

Usó algunas cajas vacías de municiones para cubrir una pared hundida de su casa y colocó el resto alrededor de su huerto para proteger los cultivos de las ondas de choque de las explosiones cercanas.

En el suelo hay todavía desparramados casquillos de bala, junto al rastro de un tanque que conduce hasta un enorme cráter, aparentemente usado para colocar el blindado.

- Atrocidades -

Mala Komyshuvakha se libró al menos de las atrocidades denunciadas en Izium durante la ocupación rusa.

Según la oenegé Human Rights Watch, los soldados de Moscú "torturaron regularmente" a personas detenidas en esta ciudad. Las autoridades ucranianas anunciaron el descubrimiento de una fosa común en un bosque con casi 440 cadáveres.

Ayudados por colaboradores locales en Izium, las fuerzas rusas tenían una "lista negra" de personas a eliminar o encarcelar, explicó a la AFP el criminólogo checo Petr Pojman, en base a entrevistas con los supervivientes.

Tamara Mishchenko, una habitante de 54 años, cuenta que los soldados que ocuparon el pueblo decían que querían cazar nacionalistas ucranianos, a quienes describían como "nazis".

Esta mujer se quedó en el pueblo durante la ocupación porque no quería abandonar a las decenas de animales de su granja.

La ausencia de trabajos de reconstrucción hace que las condiciones sean ahora "peores", dice Mischenko, que incluso se pregunta qué sentido tiene el sacrificio de un familiar que está luchando en el frente.

"¿Para qué combate? ¿Por estos desperdicios?", se interroga.

Su vecino Kokovich está determinado en reconstruir y jura no volver a marcharse, incluso en caso de nueva ocupación.

"Incluso si vuelven a disparar, no nos iremos", afirma. "Esta es nuestra tierra".

F.Bauer--MP