Una víctima del franquismo testificará para quebrar "el muro de impunidad" en España
Julio Pacheco Yepes espera que su declaración del viernes, cuando se convierta en la primera víctima en testificar ante un juez español en una causa abierta por torturas durante la dictadura franquista, sirva para hacer "una grieta en el muro de impunidad" vigente en España.
El testimonio "puede abrir una grieta en el muro de impunidad que hemos sufrido durante tanto tiempo" las víctimas de la dictadura (1939-1975), estima a la AFP este hombre jubilado, de 67 años, en la sala de su casa en un popular barrio del sureste de Madrid.
"Es un hito importante. Ten en cuenta que hace (casi) 50 años que pasó todo esto. Hasta ahora nadie, ningún juez nos ha admitido una querella, ni una declaración en sede judicial, y esta es la primera", se congratula.
Su testimonio la mañana del viernes en un tribunal madrileño será un antes y un después: el anterior centenar de querellas por crímenes cometidos durante la dictadura que recibieron los tribunales españoles no fueron siquiera admitidas, según organizaciones de víctimas.
Según ellas, los tribunales las tumbaban alegando que la ley de amnistía, aprobada en octubre de 1977 en la transición hacia la democracia, decretó la imposibilidad de perseguir delitos cometidos por los opositores políticos pero también "por los funcionarios y agentes del orden público".
En esta ocasión, la jueza Ana María Iguácel admitió la querella al constatar "la posible existencia" de delitos de "crímenes de lesa humanidad y torturas", según el auto de mayo al que tuvo acceso la AFP.
- Un "pacto de silencio" -
Las víctimas siempre han defendido que la tortura, en cuanto delito de lesa humanidad, no prescribe, tal y como lo establece la jurisprudencia internacional.
En España "lo que se impuso fue ese pacto de silencio y ha costado muchísimos años" romperlo, afirma la esposa de Pacheco Yepes, Rosa María García Alcón, presidenta de la asociación de víctimas La Comuna y quien intentó en 2018 una querella, inadmitida, contra uno de los policías que la torturaron en 1975.
La mujer, de 66 años, declarará como testigo el viernes ya que como parte de las torturas a su entonces novio, su marido desde hace más de 45 años, le enseñaban cómo la torturaban a ella, cuenta García Alcón.
Ambos fueron detenidos en agosto de 1975 por integrar una organización estudiantil universitaria que pertenecía al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), que luchaba contra la dictadura.
Fueron llevados a la temida Dirección General de Seguridad, en la Puerta del Sol madrileña, donde los torturaron por días varios policías, antes de ser llevados a sendas cárceles, acusados de terrorismo. Un mes después de morir el dictador Francisco Franco, en diciembre de 1975, salieron en libertad bajo fianza. Meses después, fueron indultados.
- "La verdad" para cerrar heridas -
Pacheco Yepes se querelló contra sus cuatro torturadores, entre ellos, según la denuncia, José Manuel Villarejo, una oscura figura implicada en numerosos escándalos relacionados con la élite económica y política, condenada en junio a 19 años de cárcel por espionaje en un primer juicio.
Pacheco Yepes dice que aunque desea ver a sus torturadores "sentados en el banquillo de los acusados", ya le satisface el hecho de que su caso recuerde "lo que fue el franquismo", más aún cuando en España ha ganado cuotas de poder la extrema derecha de Vox, crítica del afán de la izquierda por visibilizar a las víctimas del franquismo.
"Ahora tenemos aquí a Vox, tenemos una corriente muy fuerte que quiere volver a aquella época y (...) yo creo que la única forma de contrarrestarlo" es "mostrar el atraso político" que implicó la dictadura, afirma.
Aunque le costó mucho recopilar la documentación para su querella, por la "cero" voluntad de "cooperación" de instituciones públicas como el Archivo Nacional, la introdujo en febrero, a pocos meses de haberse aprobado la Ley de Memoria Democrática, una ley insignia del gobierno del socialista Pedro Sánchez para resarcir a las víctimas del franquismo.
Una legislación a la que se opuso la derecha, alegando que no se deben reabrir viejas heridas.
"La única forma de cerrar las heridas es con la verdad (...) Si no, están siempre sangrando", replica Pacheco Yepes.
W.F.Walter--MP