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La muerte acecha en las ruinas de la ciudad fantasma de Gaza
La muerte acecha en las ruinas de la ciudad fantasma de Gaza / Foto: BELAL AL SABBAGH - AFP

La muerte acecha en las ruinas de la ciudad fantasma de Gaza

En las ruinas de Gaza, convertida en una ciudad fantasma por los intensos bombardeos israelíes, la muerte está al acecho de los habitantes que no pueden huir ni encontrar refugio.

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Mohammed Mazen y sus vecinos permanecieron durante toda la noche en el portal de su edificio para intentar evitar los bombardeos israelíes. Al salir por la mañana, descubrieron la magnitud del desastre: el barrio convertido en ruinas y las calles desiertas.

Este hombre de 38 años, padre de tres niños, no podía creer lo que veía.

"Mi esposa y yo nos dijimos: '¿todo esto es real? Nos sentíamos como en una ciudad fantasma y como que éramos las únicas personas que seguíamos vivas", declaró a la AFP.

Desde el sábado, Israel atacó por aire cientos de objetivos en la Franja de Gaza en respuesta a una ofensiva sorpresa de escala sin precedentes del movimiento islamista palestino Hamás, que desató una guerra que se ha cobrado ya miles de vidas.

En el enclave, más de 1.000 personas murieron y unas 4.500 resultaron heridas en los ataques israelíes, según las autoridades locales.

El barrio de Mazen, conocido como Rimal, recibió cientos de ataques israelíes durante la noche y quedó reducido a escombros.

"Estamos atrapados, no sabemos a dónde ir pero no podemos quedarnos porque nuestro piso está cubierto de cristales rotos y metralla", dice Mohammed Mazen.

Esos escombros son los restos de una noche de horror, narrada por los habitantes del barrio, ahora privado de agua corriente e internet.

Cuentan que los disparos venían del cielo y del mar, donde Israel desplegó barcos para atacar la Franja de Gaza, un pequeño territorio enclavado entre Israel, Egipto y el Mediterráneo.

- "Ni un ser humano" -

Por la mañana se encontraron aturdidos en las calles, con unas pocas cosas que empacaron apresuradamente bajo el brazo, en maletas o bolsas de plástico.

Algunos salieron, la mayoría a pie porque pocos taxis se aventuraban entre los escombros y bajo el diluvio de fuego, que ya había dañado o destruido 15 ambulancias, según el ministerio de Salud palestino.

Mazen ha vivido varias guerras en Gaza, pero quedó "impactado" cuando vio "barrios enteros reducidos a escombros y avenidas completamente bloqueadas por escombros".

Más adelante, frente al hospital de Al Shifa, el más grande del enclave, hombres sollozaban tras dejar a sus familiares en la morgue o algún herido que luego descubrieron muerto.

"Yo siento que la muerte está cerca de mí, si no me toca a mí, tocará a personas importantes para mí", afirma May Youssef, de 34 años y madre de dos niños.

"Yo ya no soy un ser humano, ya no sirvo para nada: no puedo tranquilizar a mis hijos, mi hija pequeña cogió fiebre a causa del miedo y nos costó encontrar una farmacia para comprarle medicinas", expresa en un suspiro.

- "Todo arrasado" -

Por todas partes, las tiendas bajaron sus cortinas. Un puñado de puestos abren solo unas horas al día para que los vecinos compren alimentos.

Las panaderías están abarrotadas con largas filas y venden solo dos panes por persona, avisa un empleado.

El ministerio de Economía del enclave palestino gobernado por Hamás intenta tranquilizar a la gente, repitiendo en sus comunicados que el territorio dispone de "ocho meses de suministros de bienes de primera necesidad y tres meses de harina".

Pero en la mente de todos en Gaza resuena la declaración del ministro israelí de Defensa israelí Yoav Gallant.

"Estamos imponiendo un asedio total a Gaza (...) ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas, todo cerrado", dijo Gallant, refiriéndose a la población del enclave palestino de 2,3 millones de habitantes.

El puesto fronterizo de Erez con Israel, único para el paso de mercancías, está cerrado. El paso fronterizo de Rafah, con Egipto, ha sido bombardeado tres veces en menos de 24 horas.

Pero nada de eso impidió que muchos gazatíes pagaran cientos de dólares a una agencia de viaje para inscribir sus nombres en una hipotética lista de salida.

"Estamos desbordados y no tenemos más citas hasta dentro de una semana, por lo menos", dijo a AFP un empleado de la empresa "Ya Hala", bienvenido en árabe.

Abu Ahmed al Shandi no sabe adónde ir. En Rimal, su tienda de ropa fue destruida, al igual que todos los comercias a su alrededor.

"Todo ha sido arrasado, Israel quiere destruir todo en Gaza, es un genocidio", afirma.

B.Fuchs--MP