La pequeña isla de El Hierro, la "Lampedusa española"
Último puerto español antes de la inmensidad del océano Atlántico, la pequeña isla de El Hierro, en el archipiélago español de las Canarias, ha visto desembarcar en las últimas semanas a miles de migrantes en embarcaciones sobrecargadas. Una afluencia sin precedentes.
"El Hierro ya se está convirtiendo en Lampedusa", la pequeña italiana en el Mediterráneo que se ha convertido en un símbolo de la llegada de migrantes a Europa, sentenció a principios de octubre el presidente de la región de las islas Canarias, Fernando Clavijo, reclamando ayuda del gobierno central.
A mitad de octubre, alrededor de 6.000 inmigrantes procedentes del África subsahariana habían llegado a esta pequeña y tranquila isla de 11.000 almas desde principios de año, la mayoría en los dos últimos meses.
Es una cuarta parte de los cerca de 24.000 que han desembarcado este año en las siete islas de este archipiélago español situado frente a la costa noroeste de África, una cifra un 80% superior a la del mismo período del año pasado y cercana al récord establecido durante la crisis migratoria de 2006.
- "Niños y bebés" -
En esta noche de octubre, las luces y burbujas que suben a la superficie señalan a un grupo de turistas que practica submarinismo en el puerto de La Restinga.
En las terrazas de los restaurantes, otros turistas están cenando, mientras que a pocos metros, inmigrantes demacrados, a veces derrumbados por el cansancio, se suben como pueden al muelle, ayudados por el personal de la Cruz Roja.
Uno de ellos es evacuado en silla de ruedas. Otro, enfermo de tuberculosis, es puesto en cuarentena.
El contraste es impactante. "Es impresionante cómo la gente puede seguir en el restaurante comiendo camarones, calamares, y de espaldas a la entrada de un cayuco por la bocana del puerto", constata Javier Iglesias, patrón de un restaurante.
"En los últimos días llegaron miles de personas, incluso niños y bebés", añade. El sábado, llegó a la isla un barco con 321 personas a bordo, el mayor número de inmigrantes llegado en una sola embarcación al archipiélago.
José Enrique Pla, un sexagenario que suele venir a la isla de vacaciones, dice que es una "sorpresa" ver llegar a El Hierro "todos estos barcos, si es que se pueden llamar barcos". Cree que El Hierro es ahora "otra Lampedusa", una isla pequeña que "no tiene la infraestructura" para gestionar tal afluencia.
El número de inmigrantes llegados a las islas Canarias en los últimos meses ha superado la capacidad del archipiélago. La mayoría de los inmigrantes, con edades comprendidas entre los 16 y los 30 años, son atendidos a su llegada por oenegés y las autoridades regionales, que luego los asignan a centros antes de trasladarlos a menudo a otras instalaciones de la península.
Como los cientos de inmigrantes en fila india, vistos por un periodista de la AFP en el aeropuerto de Tenerife, sin bolsas ni equipaje, embarcando hacia Madrid.
- "Si se alejan demasiado, es la muerte" -
"No es normal que lleguen" a El Hierro, porque "es mucho más difícil llegar que a Fuerteventura o Lanzarote o Gran Canaria", otras islas del archipiélago, subraya María José Meilán, directora del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, regularmente requerido cuando encuentran cadáveres de inmigrantes.
Abdou Manaf Niane llegó a El Hierro en junio tras pasar siete días en el mar con otras 153 personas.
Instalado ahora en la isla de Tenerife, este joven senegalés de 16 años no quiere contar prácticamente nada de su travesía -"comemos, dormimos, eso es todo"- y ha asumido el riesgo extremo de venir a Europa en busca de una vida mejor. "Si hubiera muerto, no importaría", dice.
Gracias a unos mares más tranquilos, las salidas de emigrantes desde Mauritania y Senegal se han acelerado en las últimas semanas.
Y para evitar los controles, que se han intensificado frente a estos dos países, los traficantes corren mayores riesgos alejándose de la costa, explica a la AFP una fuente policial que quiso mantener el anonimato.
"La deriva y el rumbo les lleva directamente aquí", que es "el último puerto" antes de la inmensidad del océano, explicá Ferrán Mallol, voluntario de la Cruz Roja, en el puerto de La Restinga.
Si la deriva los lleva más al oeste, es "por falta de gasolina, por ir a la deriva, o por no saber orientarse".
Y "si se alejan demasiado..., es la muerte", dice Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la ONG CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado).
Hace dos años, una piragua llegó a la deriva hasta la isla caribeña de Tobago, al otro lado del Atlántico, con una decena de inmigrantes africanos muertos a bordo, que habían partido de Mauritania.
C.Maier--MP