Israelíes en la frontera con el Líbano conviven con el miedo a una matanza
En el kibutz de Dafna acaba de terminar el segundo ordeño de las vacas. En esta colonia agrícola israelí, a menos de dos kilómetros del Líbano, el espectro de una masacre parecida a la del 7 de octubre acecha a los civiles.
La mayoría de los 1.050 habitantes de la comunidad fueron evacuados a hoteles cercanos, y solo quedaron unos quince hombres, encargados de la seguridad del kibutz.
Desde la estrecha y descuidada vía de acceso a Dafna, que los israelíes llaman "la vieja carretera del norte", se ven perfectamente las posiciones del Hezbolá libanés del otro lado de la frontera.
Los granjeros acuden dos veces al día al kibutz, una menos que antes de la guerra, para ordeñar a sus vacas. "De lo contrario morirán", explica uno de los que se quedaron, Arik Yaakobi, de 46 años.
"La gente tiene miedo a volver ante la posibilidad de que Hezbolá repita lo que hizo Hamás", añade.
El 7 de octubre, combatientes del movimiento islamista palestino atacaron Israel, dejando 1.400 muertos, en su mayoría civiles, según las autoridades.
En respuesta, el ejército israelí bombardea sin descanso la Franja de Gaza y lanzó recientemente una operación terrestre. Más de 8.300 palestinos murieron, mayoritariamente civiles, según el ministerio de Salud de Hamás.
En las calles de Dafna solo quedan soldados e indicios de la rápida partida de sus habitantes: juguetes sobre la hierba, bicis apoyadas contra las fachadas, ropa tendida...
- "Ya no duermo" -
Ocasionalmente, alguien vuelve a regar la hierba o a recoger algunas cosas, antes de volver a irse.
Sarit Zehavi, directora de Alma, un centro de investigación en la región de Galilea (norte), admite estar preocupada por su familia.
"Ya no duermo. Pienso sin parar en la valla de mi casa que debo reforzar. Sabemos que Hezbolá prevé hacer exactamente lo mismo que Hamás", explica a la AFP esta teniente coronel reservista y madre de tres hijos.
Zehavi muestra un corto video de propaganda de Hezbolá del 2014, en el que su líder, Hassan Nasrallah, explica sonriente su plan para "controlar Galilea", enumerando los puntos estratégicos del país - fábricas, autopistas, aeropuertos, bases militares, incluso kibutz...
La similitud con el ataque de Hamás es inquietante: salvas masivas de cohetes sobre el norte de Israel, avance de comandos de Hezbolá que cruzan la frontera y penetran por carretera en el interior del país, apoyados por drones y embarcaciones.
"Es el plan de Hezbolá: atacar los puntos estratégicos pero también matar por matar. (...) Eso es lo que nos da miedo. Que maten a hombres, mujeres, niños, bebés y que secuestren a civiles y soldados para utilizarlos como escudos humanos. Es lo que hizo Hamás", añade Zehavi.
La posible guerra con Hezbolá incitó a las autoridades a evacuar a 22.000 residentes de la ciudad vecina de Kiryat Shemona, y a los habitantes de los kibutz cercanos a la frontera.
- "El futuro es incierto" -
"Estamos desplegados aquí para defender nuestra frontera norte contra los ataques de Hezbolá. Estamos (...) listos para enfrentar cualquier ataque", declara a la AFP un oficial superior del ejército que no puede dar su identidad.
Avi Melamed, antiguo oficial superior de inteligencia militar y especialista israelí de Irán, no está tan seguro de que Hezbolá pase a la acción.
"Los iraníes que controlan Hezbolá tienen un dilema: no hacer nada y perpetuar el conflicto israelo-palestino, o actuar y arriesgarse a que Hamás y Hezbolá pierdan su capacidad para actuar tras una reacción israelí", explica Melamed.
"Por eso, a estas alturas, solo lanzan ataques limitados para evitar la escalada", añade.
En el kibutz de Dafna, Yaakobi se muestra preocupado.
"Queremos volver a vivir aquí, pero el futuro es incierto", admite. "Y debemos seguir ordeñando nuestras vacas (...) aunque tengan miedo cuando suenan las sirenas de alerta o cuando nuestra artillería dispara hacia el Líbano".
M.Schulz--MP