En las negociaciones climáticas no hay consenso sobre qué significa consenso
Los negociadores mundiales sobre el clima reunidos en Dubai han pasado noches sin dormir buscando el consenso, pero en realidad nadie sabe exactamente lo que significa.
Los pactos en las Conferencias de Partes (COP) no se votan, sino que se negocia exhaustivamente, hasta que todo el mundo está de acuerdo.
Los Emiratos Árabes Unidos descartaron la expresión "eliminar los combustibles fósiles" del proyecto de declaración de la COP28 invocando esa necesidad.
Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, lidera un pequeño grupo de países que se opone a esa fórmula, según diversas fuentes.
"Es una cuestión de interpretación", explica Alden Meyer, un veterano observador de las negociaciones climáticas y miembro del grupo de expertos climáticos E3G.
Fueron Arabia Saudita y Kuwait los que se opusieron a un sistema de votación, durante la creación en 1992 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Arabia Saudita ha bloqueado sistemáticamente una norma propuesta que permitiría decisiones por una mayoría de dos tercios si no hay consenso.
A la hora de adoptar la agenda de la COP, al inicio de cada conferencia, es habitual desde 2011 que un grupo de países presenten una moción para reevaluar el sistema de aprobación por consenso, sin éxito.
En la COP de 2012, el anfitrión, Catar, ignoró una solicitud de Rusia de tomar la palabra para expresar ciertas preocupaciones relacionadas con el histórico Protocolo de Kioto.
Al año siguiente, Moscú se dedicó a retrasar los trabajos de la conferencia, como represalia, recuerda Meyer.
Un funcionario de la CMNUCC dijo que cualquier objeción debía ser "explícita", alzando la mano y expresándolo, para que no hubiera consenso.
- Haciendo caso omiso de la disidencia -
La COP más exitosa fue la de París en 2015, en la que se acordó que los países intentaran limitar el calentamiento a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales.
Pero el delegado de Nicaragua, Paul Oquist, inicialmente se negó a firmar, lo que llevó a una extraordinaria campaña de presión sobre el pequeño y único país que supuestamente implicó incluso la intervención del papa Francisco.
Laurent Fabius, entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia y presidente de la COP21, explicó posteriormente: "Ya no recuerdo si fui yo mismo o a través del Papa, pero preguntamos si (ese delegado) era realmente representativo" de la posición del gobierno de Nicaragua.
"La respuesta fue no, y eso nos dio más libertad", dijo Fabius.
Las objeciones de gobiernos izquierdistas latinoamericanos tuvieron más éxito en el resultado de una de las COP más esperadas, la cumbre de 2009 en Copenhague.
En una escena que sorprendió a la plenaria, ya privada de sueño, la representante venezolana, la diplomática Claudia Salerno, levantó la mano y mostró una palma ensangrentada, mientras afirmaba que hablaba en nombre de los países que habían sido ignorados por un acuerdo negociado por el presidente estadounidense Barack Obama con otras potencias, incluida China.
El primer ministro de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, estaba dispuesto a darse por vencido y declarar que la cumbre era un fracaso, hasta que Estados Unidos y Gran Bretaña rápidamente pidieron una pausa y Rasmussen regresó para declarar que la asamblea "tomaba nota" de ese acuerdo entre partes, en lugar de aprobarlo o rechazarlo.
Queda por ver si el presidente emiratí dejará de lado los intereses de Arabia Saudita, el mayor vecino de su país y también productor de petróleo, y de otros países como Kuwait, Irak y Bahréin.
"Todo se reduce al criterio de la presidencia", asegura Meyer. "En última instancia, es más una cuestión política".
D.Wolf--MP