Baluchistán, una región conflictiva en la frontera entre Irán y Pakistán
Baluchistán es una conflictiva región fronteriza compartida por Irán y Pakistán, donde las fuerzas de seguridad han combatido desde hace años a grupos insurgentes y donde existe ahora un riesgo de escalada con los ataques cruzados de Teherán e Islamabad.
¿Quiénes son los baluchíes?
La provincia de Sistán-Baluchistán en el sureste de Irán y la provincia de Balochistán en el oeste de Pakistán son las más empobrecidas regiones de sus respectivos países. Históricamente, este árida región se ha visto aquejada por la sequía y el desempleo.
Allí reside el pueblo baluchí, cuya población se estima en 10 millones de habitantes, la mayoría de los cuales vive en Pakistán, con varios millones en Irán y una pequeña minoría en Afganistán.
Irán y Pakistán comparten una frontera de unos 1.000 kilómetros a lo largo de estas provincias, con gran actividad de contrabando, especialmente de combustible, debido a la porosidad de esta zona limítrofe.
Los baluchíes son musulmanes sunitas, lo que los convierte en Irán en una minoría étnica y religiosa, en un país cuya religión dominante es chiita.
¿Cuales son las amenazas para la seguridad de Irán?
La tensión ha sido habitual a ambos lados de la frontera, pero pocas veces al nivel de los últimos días, en los que Irán y Pakistán atacaron lo que denominan objetivos "terroristas" al interior de las provincias vecinas.
Nueve personas murieron en bombardeos paquistaníes este jueves, según medios estatales iraníes, dos días después de que Irán realizara bombardeos contra objetivos "terroristas" en Pakistán, con saldo de al menos dos niños muertos.
Al interior de Irán se han registrado en los recientes meses ataques del grupo armado separatista sunita Jaish al Adl (Ejército de Justicia), calificado por Irán y por su archienemigo Estados Unidos como una organización terrorista.
En diciembre 11 policías murieron en un ataque reivindicado por el grupo en la ciudad de Rask.
Jaish al Adl fue fundado en 2012 tras la desintegración de un grupo similar, Jundallah, que por años realizó ataques contra las fuerzas de seguridad iraníes, pero quedó debilitado con la captura y posterior ejecución de su líder Abdolmalek Rigi en 2010.
Según reportes de medios iraníes oficiales, Rigi fue arrestado en excepcionales circunstancias en febrero de 2010 cuando aviones caza iraníes forzaron a aterrizar en Irán a un avión de pasajeros que viajaba a Kirguistán. Fue ahorcado en junio de ese año.
¿Cuál es la situación en Pakistán?
Al otro lado de la frontera, las fuerzas paquistaníes han combatido durante dos décadas a una nueva versión de un grupo insurgente separatista baluchí, que ha matado centenares de personas en ataques contra las fuerzas de seguridad, personal gubernamental y civiles no baluchíes.
Los separatistas baluchíes y grupos defensores de derechos humanos afirman que la represión militar de la insurgencia ha causado despariciones generalizadas y muertes extrajudiciales.
Desde 2014, los separatistas han atacado proyectos relacionados con el Corredor económico China-Pakistan (CPEC), un proyecto que forma parte de las Nuevas Rutas de la Seda chinas (BRI) y gran parte de los cuales se realizan en Balochistán, territorio rico en minerales.
Los separatistas baluchíes no son los únicos que usan como base la región, gran parte de la cual no está bajo control del gobierno.
Los gobiernos occidentales acusaron en el pasado a Pakistán de facilitar a los líderes talibanes un refugio seguro ahí y también se han registrado actividades de una rama aliada al grupo yihadista Estado islámico.
¿Cuáles son las quejas de los baluchíes?
La provincia iraní de Sistán-Baluchistán se ha desestabilizado desde 2022 cuando residentes participaron en las grandes protestas nacionales en Irán surgidas tras la muerte de la joven Mahsa Amini cuando estaba detenida por la policía.
El 30 de septiembre de 2022, unas 80 personas murieron, según Amnistía, cuando fuerzas de seguridad dispararon contra una marcha en Zahedan, la principal ciudad de Sistán-Baluchistán.
Los militantes se han quejado de que la región ha sido víctima de discriminación económica y política por parte del liderazgo chiita iraní, con un número desproporcionado de ejecuciones de baluchíes por ahorcamiento, acusados en particular de tráfico de drogas.
Decenas de baluchíes han muerto además en los últimos años por ataques de las fuerzas de seguridad iraníes, según grupos activistas.
Muchos baluchíes se dedican también al contrabando de combustible a través de la frontera.
Según Amnistía Internacional, en 2021 al menos el 19% de todas las ejecuciones en Irán fueron de miembros de la minoría baluchí.
F.Bauer--MP