Samarra, una ciudad de Irak encerrada por la guerra civil
Khaled Ibrahim sueña con una casa en las afueras de Samarra, pero un muro de concreto construido para proteger la ciudad iraquí se lo impide y frena la necesaria expansión urbana.
Construido hace más de una década en plena guerra civil iraquí, que desgarró el país multiétnico, las autoridades dicen que el muro debe permanecer para contener la violencia yihadista, aún cuando la seguridad ha mejorado en todo el país.
En Samarra está el santuario de Al Askari, uno de los sitios más sagrados del islam chiita, conocido por su cúpula dorada, pero se ubica en la provincia de Salahadin, de mayoría sunita.
Un ataque del grupo sunita Al Qaida destruyó en 2006 la cúpula y desató un brutal conflicto sectario en el que murieron decenas de miles de personas. Un año después, otro ataque destruyó las dos minaretas del sitio.
Actualmente, el muro alrededor de Samarra se ha convertido en un lastre para la vida de la ciudad, que pasó de 300.000 a 400.000 habitantes.
"Es una pesadilla, peor que una prisión", afirmó Ibrahim.
El hombre de 52 años y sus dos hijos actualmente alquilan casa en Samarra por unos 180 dólares por mes, que para ellos es una pequeña fortuna.
Ibrahim tiene un terreno afuera de los muros de la ciudad donde quiere construir una casa, pero se siente frustrado porque la barrera lo hace imposible.
"Las fuerzas de seguridad no nos dejan acercanos al muro", afirmó.
"Además no hay servicios, no hay agua ni electricidad. Construir afuera del muro es como vivir en el exilio", lamentó.
En la capital Bagdad, 110 km al sur, muchos de los muros que antes rodearon las calles principales, embajadas y sedes gubernamentales han sido derribados.
Pero en Samarra, casas pequeñas de hormigón inacabadas languidecen dentro de la muralla de la ciudad. Del otro lado hay terrenos abandonados.
- Amenaza de "células durmientes" -
Hay tres puestos de control en las barreras para acceder a Samarra, que fue la capital del califato Abasí en el siglo IX.
Consciente de las frustraciones de los pobladores, las autoridades quieren reformar el muro, y los trabajados comenzarán en febrero.
Su plan es extender su perímetro de tres a siete kilómetros, aumentar a seis el número de entradas e instalar torres y cámaras de vigilancia.
"Nos gustaría quitarlo, pero hay obligaciones y planes de seguridad que exigen su presencia", explicó a AFP Riyad al-Tayyas, vicegobernador de Salahaddin, sobre el muro.
Tayyas dijo que no se prohíbe la construcción afuera del muro, pero reconoció que su presencia impide la expansión urbana.
Los pobladores optan por no construir al otro lado por temor a "encontrarse aislados del resto de la ciudad", admitió Tayyas.
No obstante, dice que el muro debe permanecer por las preocupaciones de seguridad.
Con él se asegura que "no se repita la catástrofe de 2006, que condujo a una guerra sectaria", agregó.
"Aunque la situación de seguridad ha mejorado, hay células durmientes" del grupo Estado Islámico (EI), aseguró.
Un informe de la ONU de 2023 señaló una baja en la frecuencia de ataques de EI en los centros urbanos pero también advirtió que el grupo tiene bastiones alrededor de Salahaddin.
Algunos pobladores también se preocupan por la seguridad, como el jubilado Laith Ibrahim, de 64 años, quien apoya ampliar el perímetro del muro.
"En Samarra, dentro de la ciudad, la seguridad es excelente (...) Afuera estás expuesto", comentó.
Pero también hay "escasez de tierra y vivienda", señaló. Los precios "de las propiedades suben día a día".
D.Richter--MP