La justicia noruega rechaza demanda de asesino en masa neonazi Breivik por condiciones de detención
La justicia noruega volvió a denegar el jueves una demanda por condiciones "inhumanas" de detención presentada por el neonazi Anders Behring Breivik, quien purga 21 años de cárcel por el asesinato en 2011 de 77 personas.
Detenido en solitario desde hace 12 años en un centro de máxima seguridad, Breivik acusaba al Estado noruego de violar la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohibe las "penas o tratos inhumanos o degradantes".
En los cinco días de juicio celebrado a inicios de enero en el gimnasio de la prisión de Ringerike (sudeste), el extremista se presentó, a veces llorando, como una persona deprimida, adicta al antidepresivo prozac, y acusó a las autoridades de querer "empujarlo al suicidio".
El Estado justificó el régimen carcelario, estricto pero confortable, afirmando que Breivik aún presenta "un riesgo absolutamente extremo de violencia totalmente descontrolada".
El 22 de julio de 2011, Breivik colocó una bomba que mató a ocho personas cerca de la sede del gobierno noruego en Oslo y luego mató a otras 69 personas, en su mayoría adolescentes, al abrir fuego en un campamento de verano de jóvenes laboristas en la isla de Utøya.
Fue condenado en 2012 a la pena máxima entonces vigente en Noruega, de 21 años de cárcel con posiblidad de extensión en caso de que siga considerándoselo peligroso.
En prisión, Breivik cuenta con tres espacios individuales -una celda de vivienda, una de estudio y un gimnasio- en el piso superior y en el piso inferior, que comparte con otro recluso (nunca al mismo tiempo), tiene cocina, sala de televisión, comedor y sala de visitas.
La decoración es relativamente sencilla, pero las salas están bien equipadas con varias máquinas de musculación, sillones y pósteres de la torre Eiffel en el salón.
Tiene acceso a una pantalla plana, consola de juegos Xbox y tres periquitos, debido a su solicitud de tener mascotas.
"Breivik recibe un trato especialmente bueno", testificó el director de la cárcel, Eirik Bergstedt.
El recluso ya había demandado al Estado noruego en 2016 por los mismos motivos y había ganado su caso en primera instancia, antes de ser desestimado por completo en apelación.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró entonces que la denuncia era "inadmisible" en sus instancias.
- Ni deprimido ni suicida -
En este segundo juicio, su abogado, Øystein Storrvik, alegó que las autoridades no adoptaron suficientes medidas para compensar el aislamiento de su cliente, cuyas interacciones humanas se limitan al contacto con guardias, abogados y un pastor.
"Él no saldrá nunca (de la cárcel) y lo sabe", sostuvo Storrvik, preguntándose: ¿Se puede imponer una condena perpetua (de facto) e impedir cualquier contacto humano durante la ejecución de esta pena?".
Breivik pidió también reducir el filtrado de su correspondencia con el mundo exterior, al citar el artículo 8 de la convención que garantiza el derecho a la correspondencia.
Su abogado resaltó que Breivik había cometido tres intentos de suicidio y una campaña de desobediencia en 2018. Luego hizo inscripciones con sus excrementos, incluida una esvástica, gritó "Sieg Heil" (expresión habitual en los mitines de la Alemania Nazi) y se declaró en huelga de hambre.
Pero dos peritos llamados como testigos consideraron que el detenido no estaba gravemente deprimido ni tenía tendencias suicidas.
"No da la impresión de que tenga un deseo real de morir", aseguró la psicóloga encargada de evaluar su peligrosidad, Inni Rein, al citar informes en los que Breivik habría reconocido que sus intentos de suicidio fueron una forma de presionar por sus exigencias.
B.Fuchs--MP