Unos voluntarios intentan mantener el orden en la ciudad palestina de Rafah, devastada por la guerra
En Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, voluntarios intentan mantener el orden después de cinco meses de una guerra que destruyó toda normalidad en el territorio palestino.
Miembros de los Comités Populares de Protección, enmascarados de negro, patrullan Rafah, ciudad en la que según la ONU hay cerca de un millón y medio de palestinos.
Muchos civiles, expulsados por la ofensiva israelí en el norte y luego en el centro y el sur de la Franja de Gaza, han encontrado refugio en esta urbe que bordea la frontera cerrada con Egipto.
"Somos cientos de voluntarios para mantener la seguridad y proteger a los ciudadanos, organizar los mercados y el transporte", dice Abu Mahmud, de 28 años.
Los precios de los alimentos, cuando están disponibles, aumentaron debido a las drásticas restricciones impuestas por el ejército israelí a los convoyes que llegan desde Egipto.
El ministerio de Economía de Hamás, el movimiento islamista palestino que controla la Franja de Gaza y al que Israel juró destruir tras el ataque sin precedentes del 7 de octubre en su territorio, establece una lista diaria de precios para los productos básicos como las hortalizas y los Comités Populares de Protección tratan de hacerlos respetar.
"Localizamos a los comerciantes que hacen subir los precios", cuenta Abu Islam, de 29 años, miembro de uno de los equipos de siete miembros que patrullan un mercado en el campamento de refugiados del centro de Rafah.
Un comerciante se queja ante la patrulla ya que uno de sus vecinos del mercado vende el kilo de azúcar 80 shekels (22 dólares) en lugar de los 65 shekels oficialmente decretados por Hamas.
Antes de la guerra, el kilo de azúcar costaba 2 shekels.
- Trabajamos para el pueblo -
La guerra fue desencadenada por el sangriento ataque de los comandos de Hamás en Israel el 7 de octubre, que dejó 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales.
La ofensiva israelí en represalia en la Franja de Gaza causó más de 30.700 muertos, principalmente mujeres y niños, de acuerdo con el ministerio de Salud de Hamás, y provocó una grave crisis humanitaria.
Las instituciones se derrumbaron en el territorio palestino, donde reina el caos.
Mientras la hambruna amenaza según la ONU, los convoyes de ayuda son saqueados y una distribución de alimentos el jueves pasado se convertió en una tragedia en la ciudad de Gaza, resultando en decenas de víctimas fatales, muertas en una estampida o por disparos israelíes según las versiones.
"Trabajamos para el pueblo y tratamos de ser lo más fiables posible", afirma Abu Islam.
"Cualquiera que tenga un arma puede usarla", añade, pero todos los miembros de su equipo, excepto uno, están armados solamente con palos.
Los Comités Populares de Protección aparecieron en Rafah, tras un ataque contra un coche de policía que mató a varios funcionarios el 10 de febrero.
Las patrullas policiales se volvieron muy escasas desde entonces, según un corresponsal de AFP en Rafah.
Los voluntarios también regulan el tráfico, para abrir el paso a una ambulancia, un camión de ayuda o un coche de la ONU en el campamento de refugiados superpoblado.
Abu Ahmed, un desplazado de 61 años de la ciudad de Gaza, acoge con beneplácito su presencia. "Les damos las gracias por sus esfuerzos", afirma, elogiando sobre todo su acción para "mantener precios razonables".
A.Roth--MP