Los homenajes a Navalni muestran una disidencia todavía viva en Rusia
Decenas de miles de rusos en lágrimas le rindieron homenaje a pesar del riesgo de ser arrestados. Incluso muerto, el opositor ruso Alexéi Navalni continúa su desafío al Kremlin a través de sus numerosos seguidores que agrietan la narrativa oficial.
Multitudes han ido acudiendo al cementerio del sudeste de Moscú, para dejar flores, velas o mensajes escritos ante la tumba del opositor, fallecido en oscuras circunstancias el 16 de febrero en una prisión en el Ártico y enterrado la semana pasada.
Estas muestras de afecto hacia el principal detractor de Vladimir Putin ponen en cuestión el discurso oficial del Kremlin conforme una mayoría aplastante de rusos respaldan la reelección del presidente en las elecciones del 17 de marzo.
Pero la reacción al deceso de Navalni pone en evidencia la resistencia de la tradición disidente en Rusia contra los poderes autoritarios, que ya se vio bajo el régimen zarista y de la Unión Soviética.
Los funerales del abogado, fallecido a los 47 años, dieron lugar a impresionantes marchas opositoras, con algunos participantes gritando "Putin es un asesino", "No a la guerra" o "Los ucranianos son gente de bien".
- Una multitud "extraordinaria" -
Estas escenas de decenas de miles de personas desafiando al poder no se habían visto desde que Moscú mandara sus tropas a Ucrania a finales de 2022.
"Hacía falta valentía para ir a rendir homenaje a Alexéi Navalni. A miles de rusos no les faltó. Su legado está allí. Memoria eterna", dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, en la red social X.
Para la analista política Ekaterina Schulmann, la aparición de estas multitudes fue "extraordinaria". Le recordó a los funerales del académico soviético Andréi Sájarov, premio Nobel de la Paz enterrado en Moscú en 1989.
"A costa de su vida y su sacrificio, Alexéi Navalni nos ha liberado a todos de la vergüenza, que es peor que la muerte", dijo Schulmann en su canal de YouTube. "Ahora está claro que la unidad del pueblo supera las consecuencias desmoralizantes de esta muerte", agregó.
Según un estudio del instituto demoscópico Russian Field, una cuarta parte de los rusos se declararon entristecidos por el deceso de Navalni, pero un 53% dijeron no sentir nada en particular.
Andréi Kolesnikov, investigador de centro Carnegie Russia Eurasia, estima que las personas que homenajearon al opositor son "peligrosas" para las autoridades rusas.
"Extienden una duda sobre el principal mito actual del Kremlin: la consolidación absoluta de la nación alrededor de Putin y sus compromisos", afirma.
En el medio opositor The New Times, Kolesnikov los compara con los ocho ciudadanos rusos que se reunieron en la plaza Roja de Moscú para manifestarse contra la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968.
- "Menos miedo" -
"Tenía muchísimo miedo, pero a veces el deseo de expresar mi posición es más fuerte que todo", confía a la AFP una madre de familia, que pide quedar en el anonimato.
Esta moscovita de 49 años ha ido a dejar unas flores a la tumba de Navalni. Antes de salir de casa, tuvo cuidado de tomar un cepillo de dientes, toallas higiénicas y una batería por si la arrestaban.
Desde el 1 de marzo, cuando fue enterrado, la policía rusa ha detenido a más de 100 personas que participaron en homenajes a Navalni en 22 ciudades, según la oenegé de defensa de derechos humanos OVD-Info.
Las autoridades rusas habían exigido que los funerales fueran secretos, pero cedieron a la presión de una campaña de solidaridad que reclamaba una ceremonia como es debida.
Desde el deceso del disidente, se han erigido unos 500 memoriales en su honor en más de 200 ciudades rusas, al tiempo que se extienden los interrogantes qué ocurrió.
"Su muerte horrorizó a la gente", afirma a la AFP la activista Irina Putilova. Uno de sus familiares, que es pro-Krelmin, dijo que Putin "se excedió" en este caso, asegura esta militante.
"Espero que la muerte del principal opositor al Kremlin haga que los dirigentes extranjeros se den cuenta" de que Putin "debe ser tratado como un criminal", dice esta madre de familia moscotiva.
Grigori Sheyanov, un pediatra de 47 años, dice haber notado "un sentimiento de unidad" con los otros asistentes a una iglesia que la semana anterior acogió una corta ceremonia ortodoxa en honor a Navalni.
"Alguna cosa va a cambiar, especialmente la actitud de la gente hacia la política. Habrá menos miedo y más determinación", afirmó.
F.Hartmann--MP