Al Sisi emprende su tercer mandato en un contexto de grave crisis económica
El presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, de 69 años, será investido el martes para su tercer mandato consecutivo, en un contexto de grave crisis económica acompañado por una situación de derechos humanos "catastrófica".
En el poder desde hace una década, Sisi iniciará oficialmente su nuevo mandato el miércoles, más de tres meses después de ser reelegido con un 89,6% de los votos.
El martes, jurará su cargo ante el Parlamento, situado en la nueva capital administrativa egipcia, a unos cincuenta kilómetros al este de El Cairo, según el diario estatal Al Ahram.
Su nuevo mandato de seis años deberá ser el último, según la Constitución del país más poblado del mundo árabe.
Al Sisi inicia este periodo presidencial en un contexto de grave crisis económica y social.
La escasez de divisas ha paralizado el comercio y ha aumentado el coste de la vida, con una inflación que se aceleró hasta el 35% anual.
Egipto también lidia con una fuerte devaluación de su moneda y una deuda que se ha multiplicado por tres. Actualmente, un 75% de los 106 millones de habitantes vive por debajo o justo encima del umbral de pobreza.
- "Los mismos errores" -
Durante el primer trimestre de 2024, Egipto ha recibido una inyección de varias decenas de miles de millones de dólares, incluido 35.000 millones de dólares de Emiratos Árabes Unidos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) amplió en 5.000 millones de dólares adicionales un préstamo original de 3.000, sujeto a condiciones cada vez más estrictas.
El plan de rescate salvó a Egipto "de caer en el abismo", pero "no debemos creer que la crisis ha terminado o que nuestros problemas se han resuelto", escribió en un diario el exministro y jefe de la Autoridad General de Inversiones, Ziad Bahaa Eldin.
El economista Mohammed Fouad advirtió por su parte que existe el riesgo de que la crisis se perpetúe a menos que se tomen medidas estructurales "para reducir el gasto público, sacar al Estado de la economía y apuntar a la inflación más que al tipo de cambio".
Para Bahaa Eldin, "lo que esperan los observadores internacionales y locales (...) es una transición hacia programas capaces de estimular la economía real" para no "repetir los mismos errores".
A este contexto económico se suma una situación de derechos humanos "catastrófica", afirma a AFP Mohamed Lotfy, director de la Comisión egipcia para los derechos y la libertad, una oenegé con sede en El Cairo.
Egipto, donde la oposición es reducido al silencio, ocupa el puesto 136 de 142 países en el índice global del Estado de derecho del World Justice Project y es uno de los Estados con mayor uso de la pena de muerte.
Lotfy reconoce que su país ha experimentado "un gran avance en materia de derechos humanos" en 2022 con el "diálogo nacional" y la liberación de cientos de presos políticos.
Pero insiste en que "toda esperanza se ha desvanecido" y lo único que les queda a los egipcios es la "desesperación".
Al mismo tiempo, Egipto se encuentra atrapado entre dos guerras. Más de 500.000 sudaneses se refugiaron en el país como consecuencia del conflicto.
Y en la Franja de Gaza, las amenazas israelíes sobre la ciudad de Rafah podrían provocar un éxodo masivo de palestinos hacia la península egipcia del Sinaí.
K.Lang--MP