El bastión de una insurrección maoísta en India vota por primera vez en elecciones nacionales
Más de un centenar de pequeños pueblos aislados de una región de India, otrora bastión de los rebeldes maoístas, pudieron votar por primera vez en unas elecciones nacionales gracias a la construcción de carreteras y a la lucha contra la cruenta insurrección.
Conectados de nuevo al exterior por una carretera asfaltada, los habitantes de una aldea participaron en los comicios legislativos de la mayor democracia del mundo desde que abrieron los colegios electorales, el viernes por la mañana.
"No había gobierno aquí en las últimas elecciones nacionales, no había colegios electorales, sólo había rebeldes que vigilaban cualquier contacto con el Estado", explica a la AFP Mahadev Markam, jefe del pueblo de Tetam, de 1.050 habitantes.
Esta zona del distrito de Bastar, en el estado de Chhattisgarh, en el centro-este del país, es conocida como el "corredor rojo" por ser el feudo de la rebelión naxalita, como se llama el movimiento maoísta indio que combate al Estado.
Hasta ahora, las autoridades indias sólo instaban a los habitantes de Tetam a desplazarse hasta zonas más alejadas y controladas por el gobierno para votar. Los insurgentes castigaban a todos los que lo intentaban y pocos se atrevían a viajar.
"¿Para qué votar? ¿Por qué alguien se arriesgaría a caminar durante horas en la selva, las montañas y los ríos, además de enfrentar la ira de los rebeldes? ¿Para qué? ¿Qué ha hecho el gobierno para nosotros?", se pregunta Markam.
Pero este año, Tetam figura entre los más de un centenar de pueblos, antaño territorios rebeldes, donde se ha podido organizar la votación por primera vez desde la independencia del país en 1947.
- "Llegó el Estado" -
La insurrección naxalita empezó en los años 1960 como una revolución contra la explotación de campesinos y trabajadores rurales.
En el momento álgido de la revuelta, el "corredor rojo" era un extenso territorio controlado por los rebeldes que se oponían al Estado indio y que disponía de sus propias escuelas, centros médicos y un sistema judicial.
"'Somos vuestros médicos, vuestros profesores y vuestros jueces' decían [los rebeldes]. Y tenían razón, pero ahora ya no", dice un alto cargo del ministerio del Interior en Nueva Delhi, que requirió el anonimato.
"Negaron el Estado, pero el Estado por fin llegó", afirma.
En estos últimos años, el gobierno nacionalista hindú del primer ministro Narendra Modi invirtió enormes cantidades de dinero en construir carreteras y antenas de telefonía móvil en la región.
También desplegó a las fuerzas de seguridad en operaciones contra la insurrección. Esto ha hecho que el número de distritos con una presencia activa de maoístas casi se haya reducido a la mitad, unos 45 desde 2010, según un informe oficial del año pasado.
"La llegada simultánea del gobierno y de las fuerzas de seguridad a estas regiones es el antídoto", estima el responsable del Ministerio del Interior.
Unos 80 rebeldes murieron desde enero, 29 de ellos el martes en un asalto de las fuerzas gubernamentales.
El ministro del Interior, Amit Shah, dijo esta semana que el gobierno está llevando a cabo una "campaña dirigida a eliminar" a los insurgentes, con 250 guarniciones desplegadas en el estado desde 2019.
Una de estas guarniciones está cerca de Tetam desde 2022, cuando se inició la construcción de la carretera.
En el último año y medio, el pueblo ha asistido a la llegada de las conexiones móviles, la red nacional de electricidad, un dispensario y un comercio gubernamental de alimentación.
E.Schmitt--MP