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"La vida se ha parado" en Rafah desde las incursiones israelíes
"La vida se ha parado" en Rafah desde las incursiones israelíes / Foto: - - AFP

"La vida se ha parado" en Rafah desde las incursiones israelíes

"La vida se ha parado en Rafah", explica un palestino de esta ciudad en el sur de la Franja de Gaza, escenario de incursiones del ejército israelí, que ordenaron la evacuación de decenas de miles de personas.

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La ciudad en la frontera con Egipto acogía más de 1,4 millones de personas, de las que más de un millón eran desplazados ya huidos de los combates y los bombardeos israelíes que han arrasado en los últimos meses el norte y el centro de Gaza.

Desde el lunes, el ejército israelí practica bombardeos masivos e incursiones terrestres en la parte este de Rafah, provocando la marcha de numerosos habitantes a la localidad costera de Deir al Balah, ahora repleta de miles de tiendas de campaña.

"La vida se ha parado por completo en el centro de Rafah (...). Las calles están vacías, los mercados paralizados", explica a la AFP Marwan al Masri, un palestino de 35 años que buscó cobijo en esta ciudad tras ser expulsado del norte de la Franja.

"Todos tememos un avance" de las tropas israelíes, "como en los barrios del este" de Rafah que están "ahora vacíos de sus habitantes", afirma.

Tanto él como sus familiares están "todos ansiosos y asustados" por los bombardeos incesantes, cuyas explosiones suenan cada vez más cerca.

A pesar de la oposición de la comunidad internacional y los temores de un baño de sangre, Israel avanza sobre esta ciudad considerada por sus gobernantes como el último bastión de Hamás.

Después del letal ataque islamista contra el sur de Israel el 7 de octubre, su primer ministro, Benjamin Netanyahu, se comprometió a "aniquilar" a este grupo que gobierna la Franja de Gaza desde 2007.

Ubicada en la punta sur del enclave, la ciudad se había convertido en refugio para un millón de desplazados internos y en la principal puerta de entrada de la escasa ayuda humanitaria que puede acceder al territorio.

Ibtihal al Arouqi huyó del campo de Al Bureij en el centro de Gaza en dirección a Rafah. Apenas dos semanas después de dar a luz mediante cesárea, se encuentra nuevamente sin hogar tras verse obligada a dejar el este de la ciudad.

"Marchamos de los escombros de nuestra casa en Al Bureij y ahora, a causa de los bombardeos intensos en Rafah, mis niños y yo estamos en la calle", dice la mujer de 39 años.

"No sabemos adónde ir, no hay ningún lugar seguro", asegura.

- Situación "caótica" -

"La situación en Rafah es caótica", estima Mohamed Abu Mughaiseeb, coordinador sanitario de Médicos sin Fronteras en esta localidad y él mismo desplazado de Ciudad de Gaza por la guerra.

La gente que huye de los barrios orientales "transporta sus pertenencias, colchones, mantas, utensilios de cocina en camiones", afirma. Pero "ya no hay sitio en el oeste de Rafah".

El hospital Al Najjar de Rafah está "cerrado, evacuado por el equipo médico que quiere evitar lo que ocurrió en Al Shifa y Nasser", los dos principales recintos sanitarios de la Franja, reducidos a escombros por operaciones del ejército israelí que acusaba a Hamás de usarlos con fines militares.

La mayoría de quienes dejan Rafah escapan hacia el norte, en dirección a las ciudades de Jan Yunis y Deir al Balah.

Originario de Ciudad de Gaza, en el norte del territorio, Ahmed Fadel, de 22 años, huyó primero al campo de Nuseirat, de donde tuvo que marchar cuando las tropas israelíes entraron en el campo vecino de Al Bureij.

"Marchamos a Rafah, pero bombardearon y amenazaron la ciudad, con lo que hemos venido a Deir al Balah que ya está superpoblado", explica.

Periodistas de la AFP vieron largas filas de desplazados palestinos escapando de Rafah en autos, camiones, carros tirados por asnos, tuk tuks o a pie.

Miles de tiendas y refugios improvisados se han levantado en la zona costera de Deir al Balah, cuyas calles están repletas de personas que descargan sus enseres o venden mercancías.

Deir al Balah es "una ciudad muy pequeña que ahora está extremadamente superpoblada", afirma Abdelmajid al-Kurd, un comerciante local.

"No hay lugar ni infraestructuras para acoger a esta gente", advierte.

B.Fuchs--MP